Los planes de Netanyahu de ocupar Gaza dividen a israelíes y aliados

Los planes del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de lanzar una nueva ofensiva militar en la Franja de Gaza, de momento para hacerse con el control de Gaza ciudad, están suscitado una ola de oposición, interna y externa. En casa, el líder del Likud tiene enfrente a la cúpula militar, a las familias de los rehenes y a las ONG locales. Fuera, la comunidad internacional, empezando por amigos occidentales de Tel Aviv, rechazan esta huida hacia adelante

Hay preocupación por la viabilidad de la empresa cuando los soldados están agotados, por la vida de los secuestrados (Hamás puede asesinarlos como represalia) y por la certeza de que más palestinos serán desplazados y asesinados. Anoche ya hubo protestas en las calles de Tel Aviv, con nueve detenidos como saldo final.  

Antes de la reunión del gabinete de seguridad para discutir las propuestas, Netanyahu dio una entrevista a Fox News en la que dijo que Israel tenía la intención de tomar el control total de Gaza para garantizar la seguridad de Israel, sacar a los islamistas del poder y permitir la transferencia del gobierno civil a otro partido, sin dar detalles. Pero sugirió que Israel no quería conservar el territorio. «No queremos gobernarlo», dijo Netanyahu en inglés. «No queremos estar allí como órgano de gobierno. Queremos entregárselo a las fuerzas árabes», dijo, sin dar más detalles, que es uno de sus problemas desde el 7 de octubre de 2023: no suele tener definido el día después de sus movimientos. 

No dio detalles sobre los posibles acuerdos ni de qué países podrían estar involucrados, pero fue un indicio poco común de lo que podría estar imaginando para Gaza después de la guerra.

Por ahora, sin embargo, Netanyahu quiere una ofensiva ampliada que probablemente llevará al ejército israelí, que dice controlar alrededor del 75% del territorio, a operar en la ciudad de Gaza y en los campamentos en la parte central de la franja, donde viven alrededor de un millón de palestinos que van a ser desplazados y (más) hacinados forzosamente y se cree que están retenidos los rehenes. Las posibles operaciones, que podrían durar meses, conllevan el potencial de empeorar la crisis humanitaria.

Esto podría provocar una nueva condena de los países que han expresado su enojo por la situación en Gaza e instado a Israel a poner fin a la guerra de casi dos años, que comenzó como respuesta a los ataques de Hamás, que dejaron 1.200 muertos y 250 secuestrados.

En una señal de importantes divergencias entre el liderazgo político y militar, el jefe del Estado Mayor del ejército israelí, el teniente general Eyal Zamir, dijo a Netanyahu que la ocupación total de Gaza «equivale a caer en una trampa», según informes de los medios israelíes. Zamir advirtió de que la ofensiva pondría en peligro la vida de los 20 rehenes que se cree que están vivos y de los soldados, que están exhaustos.

Muchas de las familias de los rehenes comparten esas preocupaciones y dicen que la única manera de garantizar la liberación de los rehenes es mediante un acuerdo negociado con Hamás. Según el periódico Maariv, la «evaluación predominante es que la mayoría y posiblemente todos los rehenes vivos morirán» durante una ofensiva ampliada, ya sea asesinados por sus captores o accidentalmente por soldados israelíes.

El líder de la oposición israelí, Yair Lapid, afirmó que la decisión «es un desastre que conducirá a muchos más desastres». Lapid afirma en su cuenta de X que la decisión del Ejecutivo israelí está «en completa contradicción con la opinión del Ejército y de los funcionarios de seguridad» y que no tiene en cuenta «el desgaste y el agotamiento de las fuerzas combatientes».

El líder de la oposición opina que los dos ministros ultranacionalistas y colonos israelíes -el de Finanzas, Bezalel Smotrich, y el de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir- han arrastrado a Netanyahu, a una decisión que «llevará meses» y «conducirá a la muerte de los rehenes y de muchos soldados». Además, asegura que este plan «costará a los contribuyentes israelíes decenas de miles de millones y conducirá a un colapso político».

«Esto es exactamente lo que Hamás quería: que Israel quedara atrapado en un territorio sin objetivo, sin definir el panorama para el día siguiente, en una ocupación inútil que nadie entiende a dónde conduce», asegura.

«Gran error»

Las especulaciones sobre una ofensiva ampliada también han expuesto divergencias entre algunos de los aliados internacionales de Israel. El embajador británico en Israel, Simon Walter, dijo que la ocupación total de Gaza sería un «gran error», al tiempo que rechazó las acusaciones de Estados Unidos e Israel de que un posible reconocimiento del Estado palestino por parte del Reino Unido era una recompensa para Hamás.

Mientras tanto, el enviado estadounidense, Mike Huckabee, un firme defensor de Israel, afirmó que la decisión sobre la toma total del control de la Franja recaía en el gobierno israelí. «No nos corresponde decirles qué deben o no deben hacer», declaró a CBS News, socio informativo de la BBC en Estados Unidos.

Hasta ahora, Netanyahu no ha logrado ofrecer una visión para Gaza después de la guerra, aparte de negarse a aceptar un papel de gobierno para la Autoridad Palestina, el organismo que gobierna Cisjordania ocupada y reconoce a Israel.

Las encuestas sugieren que la mayoría del público israelí está a favor de un acuerdo con Hamás para la liberación de los rehenes y el fin de la guerra. Los líderes israelíes dicen que el partido-milicia, por ahora, no está interesado en negociar ya que, en su opinión, el grupo se siente envalentonado por la presión internacional sobre Israel.

La amenaza de una ocupación total podría ser parte de una estrategia para intentar obligar al grupo a hacer concesiones en las conversaciones estancadas. Pero muchos aquí creen que Netanyahu está prolongando el conflicto para garantizar la supervivencia de su coalición, que depende del apoyo de ministros ultranacionalistas que han amenazado con abandonar el gobierno si se llega a algún acuerdo con Hamás.

Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich también han defendido públicamente la expulsión de los palestinos de Gaza (lo que podría equivaler al desplazamiento forzado de civiles, un crimen de guerra) y el reasentamiento con judíos.

La guerra de Israel en Gaza ha matado a más de 61.000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza, dirigido por Hamás.