No es habitual que una gran empresa cotizada española celebre una junta de accionistas en agosto. Menos aún que celebre dos y en el mismo día, con solo unas horas de diferencia. Ni que, en pleno verano, un gran banco decida vender a uno de sus principales competidores una de sus divisiones de negocio y prometa una lluvia de millones en forma de dividendo para sus accionistas con el dinero obtenido. Y, por encima de todo eso, sobrevuela una oferta de compra lanzada por uno de sus rivales.
Ese conjunto de premisas se concentran este miércoles, cuando el Banco Sabadell celebra dos juntas de accionistas clave, una tras otra, que pueden ser esenciales para saber si BBVA sigue adelante con la oferta pública de adquisición (OPA) anunciada hace ya más de un año. El motivo es que, si en estas dos convocatorias los accionistas de Sabadell respaldan las decisiones de la dirección de la entidad catalana, el banco presidido por Carlos Torres puede retirar su propuesta de compra este mismo mes de agosto.
El primer paso de este minimaratón de reuniones de accionistas será a las 10.00 de la mañana. En ese encuentro, los inversores de Banco Sabadell tienen que dar luz verde a la venta de la filial británica, denominada TSB, que está especializada en el mercado hipotecario. A principios de julio, el consejo de administración de Sabadell acordó su traspaso a Santander UK a cambio de 2.650 millones de libras, el equivalente a 3.000 millones de euros. El precio puede revisarse al alza y alcanzar los 2.900 millones de libras. Esa inyección de fondos no será inmediata, porque se calcula que se producirá al cierre del primer trimestre de 2026.
Sabadell quiere salir del Reino Unido a pesar de que, hoy por hoy, es muy relevante para su negocio, porque aporta más del 15% del beneficio anual. Sin embargo, quiere replegarse para concentrar sus fuerzas en el mercado español.
Si en esa primera junta sale adelante la venta de TSB –que es lo previsible– la segunda reunión de accionistas se celebrará tres horas después. En ella se tiene que aprobar el reparto del dividendo millonario que van a permitir los ingresos que se obtengan con esa desinversión en el Reino Unido. En concreto, una retribución extraordinaria de 50 céntimos por acción, lo que supone un total de 2.500 millones de euros. De nuevo, llegarían el año que viene, en los tres primeros meses de 2026. Es decir, cuando la OPA ya tendría que estar resuelta.
Tirar la casa por la ventana
Este movimiento de la dirección de Sabadell forma parte de una estrategia más amplia con la que aspira a convencer a sus accionistas para que no vendan sus títulos al BBVA, en el caso de que la OPA siga su curso con la publicación del folleto de la operación, prevista para septiembre.
La entidad opada no solo quiere crecer en el mercado español. También ha prometido una lluvia de dividendos a lo largo de los próximos años, siempre que el banco siga en solitario. Esos 2.500 millones de euros que lograría con la venta de TSB se suman a los 1.300 millones que prevé repartir con cargo a los resultados del ejercicio 2025. Y, de cara al futuro, su plan estratégico recoge un reparto total de 6.300 millones hasta 2027. “No estamos tirando la casa por la ventana, aunque lo parece”, reconoció recientemente a los medios el consejero delegado de Banco Sabadell, César González-Bueno. Explicó que el plan estratégico de la entidad “va de España, de crecimiento, de generación de capital y de remunerar al accionista”.
“Siguiendo la senda mostrada en el primer semestre, con un nuevo beneficio récord, Banco Sabadell seguirá creciendo de forma recurrente y sostenible en los próximos años y tendrá una alta generación de capital que le permitirá seguir remunerando al accionista de forma diferencial”, argumentó González-Bueno al presentar los resultados del primer semestre. Prevé que el beneficio del banco se sitúe en más de 1.600 millones de euros en 2027, ya sin TSB en su perímetro. Como referencia, en 2024, Sabadell ganó 1.827 millones. Es decir, si quiere ganar más tendrá que acelerar en España.
Salvo que haya sorpresas, lo más probable es que las dos juntas de Sabadell den el visto bueno a las dos decisiones de la dirección del banco. Su accionariado está plagado de fondos y de firmas de inversión, que siempre ven con buenos ojos cualquier reparto millonario de dividendos. Entre ellos están, por ejemplo, el gigante Blackrock, que suma más del 6% del capital; la aseguradora Zurich, con más del 4%; o Goldman Sachs, UBS o Norges Bank, que en los tres casos superan el 2%, según figura en los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Solo hay un accionista individual relevante, el magnate mexicano David Martínez Guzmán, que tiene más del 3,5%.
El caso de BBVA es muy similar, porque tampoco tiene un accionariado donde haya pesos pesados, sino inversores a los que hay que ir convenciendo de la rentabilidad que pueden obtener con cada paso que se dé. Por ejemplo, en la CNMV solo aparecen dos grandes accionistas. Por un lado, Blackrock –que está en casi todas las grandes cotizadas españolas– con más del 7% de las acciones. Por otro, Capital Research, con casi el 5%.
Las dudas de BBVA
Con esas estructuras de capital, ambos bancos tienen que contar con el beneplácito de los inversores y, por eso, llevan meses realizando encuentros con estos en los que venden, por el lado del BBVA, las sinergias que se pueden conseguir si la OPA triunfa. Y, en el caso de Sabadell, las ventajas de que ambos bancos sigan existiendo con vidas completamente separadas.
Y parte de ese argumentario pasa por el citado reparto de megadividendos. También en el caso de BBVA. Hace unos días, la entidad prometió una retribución de 36.000 millones de euros hasta 2028, independientemente de lo que pase con el Sabadell. Hay que recordar que el Consejo de Ministros ha vetado la fusión de las dos entidades durante un plazo de tres años. Un tiempo en el que el BBVA podrá tener el control accionarial, si triunfa la OPA, pero sin integrar las dos entidades al 100%.
Su consejero delegado, Onur Genç, sí recalcó en varias ocasiones que si la entidad catalana aprueba la venta de TSB y el reparto de dividendos, BBVA puede poner punto final a la OPA, porque cambiarían las condiciones que se plantearon hace más de un año, cuando presentó los términos de la operación. Lo que no piensa cambiar es el precio que propone por los títulos de su rival que, si sigue adelante, tendrían que empezar a cambiar de manos a lo largo del próximo otoño. “La oferta es la oferta. Lo hemos dicho múltiples veces”, aseguró su consejero delegado, Onur Genç, a la prensa.
Y aunque tampoco puede descartarse que la propuesta del BBVA siga adelante, y la entidad pueda mejorar la contraprestación ofrecida en el futuro, la OPA puede tener los días contados. “Podemos retirar la oferta, tenemos todo el derecho si la venta de TSB y los dividendos extraordinarios se aprueban. Tenemos derecho, pero no voy a especular. Os lo diremos entonces”, recalcó. “Si no crea valor para los accionistas, no habrá OPA”, repitió en varias ocasiones.