Así operaba el piloto ucraniano convertido en espía para Rusia: la Inteligencia de Kiev le descubrió ‘in fraganti’

El Ejército de Ucrania ha sufrido un nuevo caso de espionaje, pero este especialmente relevante por el peso del agente doble al servicio de Rusia. Según ha informado el Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (SBU) y ha publicado la agencia nacional Interfax, el ‘topo’ ha sido detenido y ahora enfrenta una posible cadena perpetua por delito de «alta traición bajo ley marcial«.

De acuerdo con el SBU, se trataba de un piloto instructor ucraniano que preparaba en secreto los ataques de Rusia desde los aeródromos donde Kiev guarda sus F-16, sus Mirage 2000 y sus SU-24. Todo mientras desarrollaba con presunta normalidad su día a día en las filas del Ejército ucraniano.

El militar, con grado de mayor en las brigadas aéreas, era uno de los encargados de misiones de combate para derribar misiles y drones rusos, pero también de coordinar prácticas con objetivos en tierra y labores de apoyo desde el aire a los operativos.

La información revelada por Interfax detalla cómo pudo proseguir con su labor ‘oficial’ y a la vez enviar información precisa a Moscú. Por ejemplo, coordenadas y datos privados de vuelos y funcionamiento de los aeródromos más relevantes por la presencia de cazas para preparar los ataques rusos, bien con misiles o con drones. Los mismos que supuestamente él tenía que evitar.

No sólo aportaba datos, llegó a enviar un informe con su propio análisis de las tácticas más útiles para un potencial ataque combinado sobre los objetivos ucranianos. Dicha información «debía permitir a los rusos atacar eludiendo la protección de las instalaciones militares pertinentes», especifica la Inteligencia de Kiev.

Los movimientos del topo afectaron también a los datos personales de numerosos pilotos de las Fuerzas Armadas de Ucrania, revelado a Rusia, igual que elementos de identificación de sus respectivas aeronaves y las tácticas utilizadas en sus misiones.

Esta información no seguía, obviamente, un canal oficial, sino que se realizaba a través de canales de mensajería clandestinos. Primeramente, contactó con un agente especial ruso «a través de un correo electrónico anónimo» y usó «chats secretos» en diferentes servicios de mensajería.

La estrategia le fue bien hasta que recientemente, oficiales del Ejército ucraniano confirmaron su doble actividad, al descubrirle intentando recopilar datos secretos. Ahora está detenido y podría ser juzgado conforme a la Parte 2 del Artículo 111 del Código Penal de Ucrania, que se refiere a los delitos de alta traición bajo la ley marcial, régimen legal que impera en el país desde el comienzo de la invasión rusa. El mismo recoge un amplio abanico de penas de cárcel, que podría ir hasta los 15 años o bien cadena perpetua en función de los agravantes que habrán de ser juzgado.