Trump y Von der Leyen se reúnen el domingo en Escocia a cinco días de que venza el plazo para el acuerdo comercial

Tras semanas elevando la presión, con vaivenes que han llevado a una amenaza de unos aranceles “prohibitivos” del 30% a las importaciones procedentes de la UE, Donald Trump se reunirá con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, este domingo en Escocia, aprovechando un viaje del líder republicano. La cita se producirá a cinco días de que venza el plazo que el presidente de EEUU dio para llegar a un acuerdo que evite la entrada en vigor de esos gravámenes que perjudicarían enormemente al comercio entre los dos bloques.

El anuncio de esa reunión lo ha hecho Von der Leyen a través de la red social X (antes Twitter) tras una llamada telefónica con Trump que ha calificado de “buena”. “Hemos acordado reunirnos en Escocia el domingo para discutir las relaciones comerciales trasatlánticas y cómo podemos mantenerlas fuertes”, agrega la alemana. La UE y EEUU han avanzado en los últimos días hacia un acuerdo que supondría la imposición de aranceles del 15% a los productos procedentes del club comunitario.

En las últimas horas la UE ha vuelto a dar señales de la cercanía de un acuerdo (que pasa por aceptar aranceles del 15%). Sin embargo, Trump no ha sido tan optimista y ha asegurado que hay un “50% de llegar a un acuerdo, o quizás menos”. “Será un acuerdo en el que tendrán que reducir sus aranceles, ya que ahora mismo están al 30%, y quizá tengan que reducirlos. O podrían dejarlos como están, pero tienen muchas ganas de llegar a un acuerdo”, ha dicho Trump, que considera que la UE impone trabas al comercio de EEUU por cuestiones como el IVA, a pesar de que afectan a todo el comercio y no sólo a las importaciones. Trump viaja este viernes a Escocia para jugar al golf, entre otras cosas. Según EFE, también se reunirá con el primer ministro británico, Keir Starmer.

“Creo que la UE tiene muchas posibilidades de llegar a un acuerdo”, ha dicho posteriormente Trump, que ha mencionado el acuerdo alcanzado con Japón, que supone unos aranceles del 15% para los productos nipones. “Yo diría que teníamos un 25% de posibilidades con Japón y siguieron insistiendo y llegamos a un acuerdo. Y el acuerdo es que Japón está aportando 550. 000 millones de dólares. Es mucho dinero. Y también está pagando aranceles”, ha señalado: “Quizá consigamos esto con la UE. Quizá no, pero tenemos el derecho de entrar y comerciar”.

Trump se ha mostrado satisfecho de cómo están yendo las negociaciones de la guerra comercial que desató en el mes de abril con los denominados ‘aranceles recíprocos’ del ‘Día de la Liberación’, que afectan a decenas de países. Y ha asegurado que con la UE, que es el más importante porque son los dos principales socios comerciales del mundo, se está trabajando “diligentemente”.

Los contactos en las últimas semanas se cuentan por decenas, tanto a nivel técnico como político, especialmente mandatados por el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, y sus homólogos estadounidenses, Howard Lutnick y Jamieson Greer. En algunos momentos también han intervenido Von der Leyen, y jefes de gobierno como el alemán Friedrich Merz o el francés Emmanuel Macron con el propio Trump, pero el entendimiento se ha puesto cuesta arriba.

Cuando la UE rezumaba optimismo a principios de mes ante lo que veía como un acuerdo inminente que evitara un recrudecimiento de la guerra comercial con aranceles ‘recíprocos’ del 20%, sumados al 50% del aluminio o el acero, y el 25% a los vehículos, Trump atizó un derechazo a las negociaciones al enviar una carta a Von der Leyen en la que comunicaba la intención de ampliar los aranceles al 30%.

Lo que daba era un nuevo plazo para llegar a un acuerdo, aunque elevaba la presión sobre los 27, que quieren una solución negociada a toda costa, especialmente Alemania, que es uno de los países que más va a sufrir los aranceles. Lo que la Comisión Europea, que es la que se encarga de negociar en nombre de la UE, ha puesto ahora sobre la mesa es un acuerdo que suponga unos aranceles del 15%, que es más o menos lo que se está pagando ahora con el arancel general del 10%, que se suma a la media del 4,8% que existía anteriormente. A eso hay que sumar el 50% al aluminio y el acero y el 25% a los automóviles.

La última amenaza de Trump de imponer un arancel del 30% ha surtido efecto porque la UE se muestra dispuesta a aceptar un arancel del 15%, es decir, por encima de lo que veía prácticamente inasumible cuando lo firmó Reino Unido, que fue uno de los primeros países en lograr un entendimiento con Washington. “El 10% no puede ser la norma”, señalaban entonces en Bruselas. A medida que han pasado las semanas, el precio ha subido y ese 15% (que en la práctica es lo que viene aplicándose desde que Trump inició la guerra comercial) coincide con lo que ha rubricado Japón.

Represalias en varias fases

Entre tanto, el gobierno comunitario, por tanto, está avanzando en la preparación de un escenario en el que no haya acuerdo. De hecho, los 27 dieron el visto bueno el jueves a las contramedidas que afectarán a importaciones de EEUU por un valor de 93.000 millones de euros si no hay un acuerdo el 1 de agosto. Las represalias se activarán de manera automática el 7 de agosto si todo salta de nuevo por los aires. Y funcionarán como un espejo, es decir, si finalmente ese es el gravamen que aplica EEUU, la UE aplicará un 30% al abanico de productos que figuran en su lista: aviones de Boeing, whisky Bourbon, sector automovilístico, maquillaje, y un largo etcétera.

No obstante, esas contramedidas entrarán en vigor de manera paulatina. Las represalias por los aranceles al aluminio y el acero (un paquete de 21.000 millones de euros) se activarán el 7 de agosto, salvo para la soja y las almendras, que entrarían en vigor el 1 de diciembre. Los aranceles para productos por un valor de 72.000 millones de euros, con los que la UE pretende responder aparte de los aranceles recíprocos impuestos por Trump, se activarían en dos fases, en función del producto importado de que se trate. Para la mayoría de los productos, los aranceles se recaudarían a partir del 7 de septiembre “para dar a las autoridades aduaneras tiempo suficiente para prepararse para recaudar estos aranceles”, según fuentes comunitarias. “Para el resto de productos, los aranceles se recaudarían a partir del 7 de febrero de 2026. Esto es para dar tiempo a la industria de la UE a adaptar sus cadenas de suministro, dada la naturaleza sensible de los productos en cuestión”, apostillas esas fuentes.

En el caso de que se amplíe el margen de negociación ante un nuevo vaivén de Trump, por ejemplo, la UE puede decidir mantener suspendida la entrada en vigor de esas contramedidas, que es lo que ha sucedido hasta ahora: EEUU aplica un arancel del 10% general a las exportaciones europeas, además del 50% al aluminio y el acero, y un 25% a los automóviles sin que la UE haya introducido un castigo proporcional al comercio procedente de ese país.

Lo que no desvela la Comisión Europea es si pondrá en marcha represalias en el caso de que EEUU finalmente imponga un arancel del 15% como parte de una ‘solución negociada’. “No puedo especular”, reconoció el jueves el portavoz de comercio, Ollof Gil.

La respuesta de la UE se queda, no obstante, corta respecto al castigo que supondrían los aranceles de Trump. Francia ha empujado al resto de socios a elevar el tono y poner sobre la mesa la activación de la herramienta anticoerción con la que la UE puede responder a los chantajes comerciales, con medidas como la restricción del comercio o la prohibición de que empresas de otros países participen en licitaciones públicas. Sin embargo, la mayoría de socios europeos prefiere esperar a ver qué decide Trump.