Scheffler conquista el Abierto Británico tras un agradable paseo por Irlanda del Norte

Cómo ser una superestrella del golf sin parecerlo. Scottie Scheffler se ha paseado para conquistar el Open Championship en Royal Portrush (Irlanda del Norte), con lo que se convierte en el octavo jugador de la historia en sumar cuatro majors antes de cumplir 30 años.

A cualquier jugador le tiembla el pulso saliendo de líder en la última jornada de un torneo del Grand Slam. No a Scheffler, que en las 10 últimas oportunidades que se ha puesto líder el último día, no ha perdonado. Pegó una madera tres en el tee del primer hoyo, salió controlada al semirough, y un wedge certero dejaba su pelota a 30 centímetros del agujero. Birdie en el hoyo 1. Game over.

Continuó el texano con su masterclass de putt en los greenes de Royal Portrush: birdie en el hoyo 4 desde dos metros y medio, en el 5 desde los cinco metros y dos pares determinantes en los dos hoyos siguientes. En el 6, embocando desde otros cinco metros, y en el 7, un poco más largo. Sacó el puño Scheffler; que por entonces ya manejaba siete golpes de ventaja.

Podio estadounidense

Sus competidores jugaban ya por el segundo puesto. Llegaría el peor momento de la semana para el líder: su bola al bunker de salida en el hoyo 8 y, desde uno de esos pozos profundos típicos de estos campos links, Scheffler estrelló su hierro contra el talud, volviendo la bola a los pies. El enredo le llevó a un doble bogey que en realidad nunca llegó a tensar la situación, rebotó el líder con un birdie en el 9 que devolvía la sensación de tranquilidad al torneo. Su última tajeta de 68 golpes le permitió cerrar con un global de 267 (-17), con cuatro de margen sobre Harris English (-13) y cinco ante Chris Gotterup (-12).

Por detrás no hubo tampoco un atisbo real de remontada. English (-13) terminó segundo con 66 golpes, y Gotterup (-12), ganador la semana pasada en Escocia, completó el podio estadounidense dando un paso determinante hacia la Ryder Cup. Los intentos de Rory McIlroy (-10) se frustraron con un doble bogey en el hoyo 10 y terminó sexto empatado. Bryson DeChambeau concluía en el décimo puesto en la remontada del torneo. El norteamericano empezó la semana con 78 golpes, acumulando un total de -16 en los últimos tres días de juego.

Solo tuvo que administrar su ventaja el número uno, y con -1 en los segundos nueve hoyos certificaba su dominio. Su esposa Meredith y el pequeño Bennett, de poco más de un año, esperaban a papá en el hoyo 18. No es de extrañar que el benjamín de los Schefflers ya sepa aplaudir, ya que desde que nació no ha hecho otra cosa.

«Tres majors buenos y uno malo»

Sergio García y Jon Rahm compartieron el resultado final de -3 y puesto entre los 35 mejores. Para García fue la mejor jornada de la semana, pese a un incidente en el hoyo 2. El español falló la salida y estampó su driver contra el suelo, partiendo la varilla por la mitad.

Aunque no estuvo arriba en toda la semana, Sergio no renuncia a pelear por la Ryder Cup. «Ni es la última ni es la primera oportunidad para la Ryder Cup, todavía quedan semanas, semanas buenas e importantes donde tengo que seguir demostrando que voy mejorando. No tengo que convencer a Luke Donald, tiene que estar convencido él y sabe lo que yo puedo aportar al equipo. Si cree que merezco estar ahí y puedo aportar al equipo, estaré», finalizaba antes de poner rumbo a Londres, donde competirá en una nueva cita con el LIV Golf la próxima semana.

Rahm, por su parte, firmó un insulso resultado de 70 golpes (-1) que le dejaron empatado en esa posición 34º y su peor actuación este año en majors. «Contento, no, no es que sienta que esté jugando mal, ni estoy tan lejos de hacer pocas. Me fastidia que la diferencia entre lo que siento y el resultado sea tan grande», concedió el vizcaíno, valorando su temporada de majors: «Siempre que no se gane es una oportunidad perdida. Tres majors buenos y uno malo», finalizó.