«Esto ya es como en el colegio: estoy todo el rato esperando el recreo», reconoce Carlos Alcaraz después de haber jugado. Al tenis, sí, pero también a otros juegos. Para ser campeón de Wimbledon por tercera vez necesita frescura y, con la experiencia de otros años, su equipo ha encontrado la solución: se divierten. En sus entrenamientos al mediodía en las pistas del Aorangi Park, Alcaraz hace lo que tiene que hacer, derechas, reveses, saques, y cuando ya se ha acabado el trabajo empieza lo mejor.
El número dos del mundo y sus siete ayudantes -sus dos entrenadores, su fisioterapeuta, su preparador físico, su médico, su representante y su hermano- se inventan retos y explotan las risas. A lo largo del torneo ha habido variaciones, pero lo más hilarante siempre es el final: el perdedor o los perdedores deben hacer la croqueta sobre la hierba en mitad del resto o exponerse a recibir un pelotazo del ganador o los ganadores desde la otra pista.
Este miércoles, antes de las semifinales ante Taylor Fritz de este viernes (en principio a las 14.30 horas, Movistar+), hubo dos desafíos. El primero fue individual: Alcaraz retó a su hermano Álvaro a hacerle un saque directo, un ace, y cómo éste lo consiguió le tocó marcarse una croqueta. Y el segundo fue conjunto: todos los miembros debían coger una pelota y desde lejos aproximarse a un agujero que había en un lateral de la pista. Alcaraz no lo hizo mal, pero nuevamente Álvaro y el fisioterapeuta Juanjo Moreno triunfaron: embocaron de pleno. Al tenista y al resto de su equipo les tocó ponerse de espalda al fondo y exponerse a un pelotazo de sus dos compañeros.
Sin polémica con Fritz
«Estos momentos son importantes. Las giras son largas y estamos mucho tiempo fuera de casa. Mantener un buen ambiente es fundamental», comentó después el segundo técnico de Alcaraz, Samuel López, que atendió a la prensa española junto al primero, Juan Carlos Ferrero.
En el grupo el éxito se ha convertido en rutina. Si el domingo hay otra celebración, la sexta de Grand Slam, no será nada excepcional. Y si no tampoco pasará nada. De hecho, ayer Ferrero incidía en ello para rebajar la presión hacia su pupilo antes de los dos partidos decisivos. «Toda la temporada que lleva es excepcional. Hay que darle muchísimo mérito, mucho valor a lo que ya ha hecho, torneo tras torneo. Parece fácil, pero sabemos lo difícil que es, hay que quitarse el sombrero», reclamó el entrenador que subrayó la mejoría de Alcaraz en su saque y su evolución partido a partido durante el torneo.
«Ha ido de menos a más desde el partido ante Fognini, mejorando poco a poco. Desde Queen’s necesitó un poco de adaptación porque las condiciones son distintas y con el paso de las rondas está dando cada vez más nivel. Está con muchas ganas, disfrutando mucho», valoró Ferrero y López, más tímido, añadió: «Hasta ahora se merece un sobresaliente».
En el entorno de otro jugador las últimas declaraciones del rival, Fritz, quizá hubieran supuesto cierto malestar, pero en el equipo de Alcaraz nadie arqueó ni una ceja. Después de vencer a Karen Khachanov en cuartos de final, el estadounidense se vino arriba y se declaró invencible. «Jugando como lo hice los dos primeros sets, nadie puede hacer demasiado contra mí», aseguró y los entrenadores de Alcaraz ayer respondieron que sí, que muy bien, que perfecto.
«Hombre, es que está jugando un huevo», contestó Ferrero, que luego siguió: «Esos comentarios ayudan a mantener la motivación de cara al enfrentamiento. Carlos ya lo dice, que vamos a verlo en pista, que es ahí donde debe demostrar el nivel». Después todos los miembros del equipo se fueron a comer juntos en el pabellón del Aorangi Park y, también juntos, se marcharon a la casa que tienen alquilada a ver la victoria de Jannik Sinner ante Ben Shelton (7-6 [2], 6-4, 6-4) y la de Novak Djokovic frente a Flavio Cobolli (6-7 [6], 6-2, 7-5, 6-4). Hoy no habrá entrenamiento y el grupo se marchará de excursión. Pero seguro que seguirá habiendo diversión.