Celsa ha suspendido la búsqueda de un socio industrial español, tras la espantada de CriteriaCaixa hace menos de un mes para controlar el 20% de la siderúrgica a través de una ampliación de capital. “No hay alternativas industriales españolas que podamos tomar en consideración”, ha asegurado este lunes el presidente de Celsa, Rafael Villaseca, en rueda de prensa.
Una de las condiciones que el Gobierno impuso a la hora de dar luz verde a la toma de control de la empresa por parte de 5 fondos de inversión internacionales el año pasado fue que al menos el 20% de la empresa perteneciera a un inversor industrial español.
“Nadie puede comprometerse a que encontrará un comprador para algo”, ha dicho Villaseca, que ha asegurado que la empresa ha cumplido con su búsqueda y que ha informado “detalladamente” a Moncloa de todos los pasos dados. “No es sorprendente”, ha añadido, puesto que no hay muchos potenciales socios industriales en España y Celsa es, según sus palabras, la mayor empresa industrial de Catalunya tras Seat.
Villaseca ha lamentado la decisión de Criteria, el holding industrial de Fundación La Caixa, ya que “hubiera sido un socio magnífico”. Con todo, el grupo siderúrgico no descarta “retomar” el proceso de búsqueda en el futuro.
Mientras tanto, la compañía piensa en alternativas para reducir su elevado nivel de endeudamiento (casi 1.900 millones de euros a cierre de 2024), una de los talones de Aquiles del grupo y una de las obsesiones tanto de Villaseca como del consejero delegado, Jordi Cazorla. Una posibilidad es emitir bonos, aprovechando la coyuntura de tipos de interés bajos, en línea con lo que están haciendo varias empresas. “No renunciamos a una emisión de bonos, pero aún no sabemos el importe”, ha explicado Villaseca a preguntas de los periodistas.
El presidente de Celsa tampoco ha descartado seguir con la venta de activos en el extranjero, como la acería Celsa Huta Ostrowiec, en Polonia, que adquirió en 2003. “Es un activo excelente y, si bien no hay ninguna decisión tomada, no descartamos venderla”, ha asegurado el directivo.
Esta acería, que tiene más de 200 años de historia, aporta el 20% de la facturación del grupo y casi el 25% del beneficio bruto de explotación (Ebitda), según Cazorla. Las ventas de las filiales de Reino Unido y Noruega, llevadas a cabo el año pasado, aportaron a Celsa unos ingresos de 586 millones de euros, y se llevaron a cabo con un precio equivalente a 8 veces el Ebitda, han recordado ambos directivos.
Estos ingresos sirvieron para reducir parte del nivel de endeudamiento de Celsa en 1.793 millones de euros, lo que representa una disminución del 48%, hasta situar la deuda en 1.896 millones. Este fue uno de los grandes logros del nuevo equipo directivo de Celsa. El segundo –la otra gran obsesión de Villaseca– es aumentar el beneficio bruto de explotación, que el año pasado alcanzó los 274 millones de euros. La empresa cerrar este 2025 alcanzando los 400 millones de euros.
Con todo, Celsa cerró 2024, su primer ejercicio completo en manos de los fondos que tomaron el control, con unas pérdidas netas de 281 millones de euros.
Villaseca ha pedido “prudencia” al interpretar las cifras de 2024, ya que ha destacado su complejidad contable y ha dicho que la única manera de entenderlos es leerse todos los detalles aplicados por el auditor.
Así, ha puesto como ejemplo el resultado neto de 459 millones de 2023, momento en el que ha dicho que “la empresa estaba quebrada”. Las previsiones de la empresa es dar beneficios en 2026.
Para la compañía, se trata de un momento con “indicadores positivos”, a pesar de que el consumo del acero en la Unión Europea (UE) sufrió una caída del 1,1%, mucho más moderada que las de 2023 (-9%) y 2022 (-8,3%), lo que se tradujo en una bajada de precios que impactó en el negocio.