A veces los ánimos de revancha pueden pesar en la cabeza y en el corazón. No es bueno guardar el rencor dentro porque se enquista y puede nublar las intenciones. La ventaja es que no queda nadie de aquella final perdida en Georgia hace dos años frente a Inglaterra. Son las vicisitudes de la sub’21, vive en permanente y dinámica rotación. Queda el seleccionador, Santi Denia, que no lo ha olvidado y guardaba, como gran reto, conseguir el sexto europeo para nuestro país y desempatar con Italia en la cumbre. Ya no podrá ser. [Narración y estadísticas, 1-3]
España comenzó con un ciclón. No se habían cumplido 100 segundos y ya acumulaban tres disparos a puerta. El último, un golpeo de Diego López que impactó en el brazo de Cresswell, penalti de campo, anulado por el VAR. Absolutamente impredecible esto de las manos y más cuando el chut del asturiano iba destino portería. Pero ese empuje fue un espejismo fugaz, enseguida Inglaterra tomó el mando.
Denia salió con su plan A. Los once futbolistas fijos salvo el cambio obligado de Bueno por la lesión de Martín, ya en la primera jornada, y el de Moleiro por Torre, valorando el crecimiento del canario en el torneo. Jugadores que tenían ante sí el reto de volver a remontar, como hicieran ante Rumanía, ya que perdían por dos goles antes del minuto 15. El primero lo embocó McAtee a la salida de un córner tras varios rebotes. Y el segundo lo hizo Elliot aprovechando el rechace de Iturbe a un disparo de Quansah desde la frontal después de que Pubill se durmiera y habilitara a la estrella británica.
Los goles no generaron rabia en España sino que dieron más alas a los ingleses que salían sin dificultad de la tímida presión española y amenazaban la portería de Iturbe con un equipo, el de Denia, que parecía en shock. Dos faltas seguidas de Tárrega parecieron despertar un poco a los españoles. Mostraron al resto que hacía falta colmillo si no se querían ir a las primeras de cambio.
Los españoles encerraron a los británicos y en una gran combinación de Moleiro, Guerra y Joseph, el balón terminó en los pies del canario que regateó en una baldosa y forzó el penalti del futbolista del Liverpool. Anotó el valencianista y casi repite un minuto después con un disparo desde fuera del área. Ya llovía menos y las dinámicas, eso que tanto le gusta repetir a los entrenadores, habían cambiado.
El descanso sentó bien a los ingleses queamenazaron en dos córners y comenzaron a salir con más peligro. España estuvo dormida hasta la salida de Jauregizar y Moro, especialmente el segundo, un gran animador de encuentros, aunque estaba algo tocado de un muslo. El jugador del Valladolid brindó el empate a Guerra tras una pared con Moleiro. Pero el valencianista estrelló su doble remate en las manos de Beadle.
España volcó su juego descaradamente a la banda derecha porque Moro se iba todas las veces de su par, pero le empezó a faltar algo de continuidad y eso daba aire a los ingleses. En ese periodo de zozobra, a punto estuvo Inglaterra de alejar definitivamente las semis tras un saque de esquina, pero el remate de Hinshelwood se fue alto.
Faltó juego
Salió Jesús Rodríguez para equilibrar el ataque español y reactivar a los de Denia. Necesitaban más vértigo en los minutos finales y, sobre todo, más presencia en campo rival. Pero la continuidad no llegaba y las opciones pasaban por centros laterales muy complicados para Roberto, que había salido por Joseph, ante los corpulentos centrales británicos.
España se volcó buscando el empate que forzara la prórroga, pero la defensa inglesa era un muro y sus contras, muy amenazadoras. El acoso se quedó sin premio y la Rojita sin venganza. Un penalti en el descuento fue la puntilla. Lo anotó Anderson. Denia, que fue amonestado en el descuento, no podrá cumplir su sueño de lograr el sexto europeo y desempatar ante Italia en la cumbre de la sub’21. Una lástima, pero le faltó juego a esta Rojita.