El famoso gol de Atilano en otra lucha por el ascenso entre Oviedo y Mirandés: «Lo nuestro fue sólo un equipo asturiano que fastidió a Miranda»

Atilano Agüería (Muncó, Siero, 1953) podría ser un abuelo cualquiera que va a recoger a sus nietos al colegio para llevarlos a las instalaciones del Astur, donde entrenan ambos al fútbol. A sus 71 años ya se ha jubilado tras más de 40 trabajando en el ayuntamiento de la localidad asturiana de Pola de Siero, una población que dista casi lo mismo de Gijón que de Oviedo. Pero no son los gijoneses los que le tienen en su memoria pese a que «él es un poco más del Sporting», según revela a EL MUNDO, sino los carbayones por una hazaña que protagonizó hace justo 46 años.

A él siempre le gustó el fútbol y, tras comenzar en el club de su localidad, fichó por el Langreo de Segunda B donde el destino le tenía reservado un momento histórico un 17 de junio de 1979. Los langreanos ya habían conseguido la salvación ese año y en la última jornada iban a ser jueces del equipo que ascendiera a Segunda División. Los contendientes, les sonarán, eran el Oviedo y el Mirandés.

Los burgaleses tenían la sartén por el mango puesto que con un empate en esa última fecha les valía para alcanzar por primera vez en su historia el fútbol profesional. Los azulones, por contra, debían ganar al Pegaso y esperar que el Mirandés no puntuase contra, precisamente, el Langreo de Atilano. «Todavía me acuerdo de todo, son partidos especiales», rememora a este periódico.

«delantero reconvertido en lateral»

El primer detalle que le viene a Atilano sobre ese día es cuando paseaba por el campo de Anduva junto a un compañero y se encontraron a un señor con un bidón gigante con botellas de sidra y champán dentro. «No eches mucho hielo a ver si se te va a derretir», le gritó en broma su colega. Un grito que se convertiría en una premonición algunas horas después.

La última jornada de 2ªB comenzó unificada para que no tuviera ventaja ninguno de los aspirantes. «Nosotros íbamos allí a ganar y encima podíamos beneficiar a un equipo asturiano, me daba igual que fuera el Oviedo», cuenta Atilano. Transcurridos los primeros 45 minutos, la cosa pintaba mal para los carbayones, ganaba el Mirandés y ellos no habían conseguido marcar ante el Pegaso. Entonces anotó Herbera para los azulones en el 70 y 10 minutos después hacía lo propio Manzano para el Langreo. Pese a la unificación horaria, los ovetenses se iban a la caseta con el partido empatado en Miranda en su recta final. «El Oviedo tardó en meter su gol y nunca imaginó que íbamos a marcar, pero esperaban todos en el vestuario», explica el ex futbolista.

Así que llegó ese momento clave en la vida de un jugador y que comenzó con Atilano, un «delantero reconvertido en lateral derecho», haciendo una diagonal hacia el centro donde llegó al pase atrás de Mortera y empaló a gol desde la frontal. «Cuando metí el tanto pensé: ‘Ay vamos a tener lío para salir’. Pero a nosotros nada, ni un mal silbido. La afición la tomó con el Mirandés'», describe.

Héroes o villanos

El Tartiere se desbordó de alegría y los jugadores retornaron al césped para festejar con los aficionados que esperaron confiando en el milagro y los que retornaron al campo tras iniciar la vuelta a sus hogares. «Me llamaron muchísimos amigos de la Pola después del partido para felicitarme», apunta un ex futbolista que volvería al campo del Oviedo unos días después para jugar un amistoso contra el club azulón. «Fue un agradecimiento por haber conseguido el ascenso y luego nos invitaron a cenar en un llagar de Colloto», revela Atilano sobre la ‘supuesta’ prima que recibieron por derrotar al equipo burgalés.

Casi medio siglo después no habrá intermediarios para dilucidar el equipo que ascienda no al fútbol profesional sino a Primera División, categoría que el Mirandés no ha pisado en toda su historia. «Con la ventaja del campo, yo creo que el Oviedo lo tiene en su mano y va a conseguir el ascenso», predice el ex jugador, pero no se quiere mojar en quién será el héroe que logre obrar ese «nuevo milagro». «Que fuera Santi Cazorla sería el colofón porque el hombre dio y da todo lo que tiene», desea.

Este 21 de junio, es el partido de vuelta en el Tartiere entre Oviedo y Mirandés con ligera ventaja para los visitantes que ganaron 1-0 en Anduva. Pero, como dice el ex futbolista y ex entrenador del Siero, Navia, Tuilla y Sariego, entre otros: «Lo nuestro fue sólo un equipo asturiano que fastidió a Miranda». De hecho, el equipo burgalés volvió a Tercera años después mientras que el Oviedo alcanzó la Primera División. El sábado será una moneda al aire. Si cae cara, ambas hazañas serán recordadas por Atilano y sus compañeros de la selección asturiana, en la que jugó con 16 años, y con los que se sigue juntando, «menos tres que ya no están», en cualquier llagar de la zona, quizás el de Colloto. Si cae cruz, el Mirandés habrá podido consumar la venganza del gol de Atilano.