La pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha dado el paso definitivo para que el fiscal general del Estado se siente en el banquillo por la filtración de un correo de su abogado: presentar su escrito de acusación. En el documento Alberto González Amador pide oficialmente cuatro años de cárcel para Álvaro García Ortiz acusando tanto a él como a la fiscal de Madrid de urdir un plan para que los medios de comunicación publicaran su confesión de fraude fiscal. La defensa del empresario omite en su escrito, clave al ser la supuesta víctima del delito, detalles como que él mismo pasó un correo de la Fiscalía a Miguel Ángel Rodríguez o que su letrado mandó su confesión a un abogado del Estado y no solo al fiscal Julián Salto.
El juez Ángel Hurtado cerró la investigación después de ocho meses de causa con un auto de pase a procedimiento abreviado que, en la práctica, deja al fiscal general, Álvaro García Ortiz, y a la fiscal provincial de Madrid, Pilar Rodríguez, al borde de juicio. Los escritos de acusación han llegado en cascada, con la Asociación Profesional e Independiente de Fiscales (APIF) pidiendo seis años de cárcel para García Ortiz y Manos Limpias reclamando cuatro años tras limitarse a copiar y pegar el auto de Hurtado en su propio escrito.
El abogado de González Amador insiste en el relato que impulsa desde que en noviembre del año pasado la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil desgranara en un informe el contenido del teléfono de Pilar Rodríguez. Un “equipo Fortuny”, en alusión a la sede central de la Fiscalía General en esa calle de Madrid, se puso de acuerdo primero para recopilar la información de su caso y ya en la noche del 13 de marzo de 2024 para filtrar a la prensa su confesión y contrarrestar noticias que, aunque falsas, favorecían el relato público de Alberto González Amador y su pareja: que la Fiscalía había descartado un pacto silencioso para arrastrarle por un largo proceso judicial.
“Los hechos son de tal radicalidad, que todos tuvieron en sus manos el email de 2 de febrero de 2024 y su contenido literal antes que Alberto González Amador”, lamenta su defensa para denunciar el “plan delictivo” que le llevó a ser denominado “de forma pública” cosas como “defraudador confeso”. Y como viene denunciando desde hace más de un año, añade que todo es para perjudicar políticamente a la presidenta de la Comunidad de Madrid.
El escrito de la pareja de Ayuso, que en lo esencial encaja como un guante en el auto de Hurtado, omite detalles relevantes que él no ha reconocido pero sí han sido aflorados durante ocho meses de investigación. El primero es que si él no conocía el email con su propia confesión es porque, tal y como ha reconocido él mismo, su abogado no se lo había dicho. Para cuando trascendió a los medios de comunicación en la noche del 13 de marzo de 2024 ese correo llevaba un mes y 11 días en la bandeja de entrada del fiscal Julián Salto.
Fue una de las grandes revelaciones de las testificales de González Amador y su abogado Carlos Neira en el Tribunal Supremo. El empresario se enteró por la radio de que había confesado un fraude fiscal de 350.000 euros aunque él, dijo varias veces ante el juez Hurtado de distintas maneras, nunca había dado su aprobación o consentimiento a confesar nada. Su abogado Neira, que detalló el rapapolvo que se llevó de su cliente ese día, matizó que él sí explicó a González Amador que iba a buscar una conformidad y que eso implicaba reconocer delitos. “¡Cómo no me avisas!”, llegó a reprocharle.
El letrado explicó al juez que no consultó con el empresario el contenido concreto de su confesión y tampoco le envió el correo que ya había remitido a la Fiscalía y la Abogacía del Estado. El lamento sobre que el 13 de marzo de 2024 se enteró por la prensa de su confesión, por tanto, está también relacionada con esta supuesta falta de comunicación entre abogado y cliente que el escrito esquiva.
El juez Hurtado se sorprendió mucho durante las testificales con este asunto y llegó a preguntar a González Amador si después del sainete mantenía su confianza en Carlos Neira como abogado, a lo que el empresario contestó afirmativamente. Pero el auto de procesamiento no recoge esta circunstancia que la Fiscalía y las defensas consideran clave: cuestionan que una confesión no avalada por González Amador pueda ser considerada un correo confidencial.
La filtración de Miguel Ángel Rodríguez
El juez Ángel Hurtado nunca ha considerado relevante el papel que jugó Miguel Ángel Rodríguez en todo el caso. Fue el primero en poner en circulación la información falsa del 13 de marzo de 2024 que publicaron varios medios y que desencadenó los movimientos internos de la Fiscalía para hacer un comunicado. Pasados unos minutos de las siete de la tarde de ese día, antes de lo que él reconoció ante el juez, el jefe de gabinete de Ayuso ya difundía que la Fiscalía había ofrecido y retirado un pacto al empresario por órdenes “de arriba”.
La investigación ha demostrado que el propio González Amador le envió un mensaje de su abogado y un correo del fiscal Julián Salto en la mañana del 12 de marzo, poco después de que elDiario.es revelara su caso de fraude fiscal. Miguel Ángel Rodríguez filtró ese correo del fiscal a la prensa un día y medio después, difundiendo una versión de los hechos que sabía que era falsa, aunque siempre ha afirmado desconocer que previamente existió un correo del abogado de González Amador confesando sus delitos.
Este extremo no fue considerado relevante por el juez Hurtado, que despachó la revelación como una “difusión autorizada” por el empresario, y tampoco es reflejada en el escrito de acusación de González Amador. Para el fiscal general, la fiscal provincial y la propia Fiscalía es un dato clave, ya que según su criterio deja claro que el primero en difundir sus secretos y correos confidenciales fue el propio González Amador a personas que nada tenían que ver con el proceso judicial. En ese momento, dice por ejemplo el fiscal general, “dichas informaciones pierden su carácter reservado y su titular pierde, por consiguiente, el derecho a que no se difundan”.
El escrito de acusación de González Amador también omite uno de los datos que fueron revelados durante la investigación. Su abogado Carlos Neira no solo envió su confesión al fiscal Julián Salto el 2 de febrero de 2024. Ese mismo día también se lo hizo llegar a un Abogado del Estado, detalle que la defensa del empresario nunca había revelado a un tribunal en una causa que versa, precisamente, sobre revelación de secretos. Su objetivo era encarrilar un pacto un mes antes de que se presentara la denuncia.
El “defraudador confeso” y los 300.000 euros
González Amador y su defensa también lamentan en varios puntos de su escrito de acusación como la revelación de su confesión y su causa de fraude fiscal –por la que está procesado y a la espera de juicio– que varios políticos y periodistas se hayan referido a él como “defraudador” o “delincuente confeso”. Un asunto de extrema relevancia para el empresario: su abogado ha llegado a exhibir a varios testigos mensajes que han escrito en la red social X sobre este asunto y él ha demandado a dos decenas de personas, entre ellos al Presidente del Gobierno, pidiendo casi medio millón de euros en indemnizaciones.
Su argumento viene acompañado de una petición de 300.000 euros de resarcimiento por la vía penal, explicando que debe salir íntegramente del bolsillo de los fiscales encausados, y no de la Fiscalía de forma subsidiaria. Lo que no explica ese escrito es que otra sala del Tribunal Supremo, la de lo Civil, ya ha explicado que es una crítica política que el empresario está obligado a soportar, aunque no se haya convertido en un personaje público por decisión propia.
El escrito de acusación es el relato que cada una de las partes lleva al juicio y el de Alberto González Amador deja claro que el empresario no tiene intención de desarrollar todos estos puntos que, según la Fiscalía y las defensas, debilitan su versión de los hechos. Unos puntos que, además, el juez Hurtado nunca ha considerado relevantes, pero que la Sala de lo Penal que juzgue previsiblemente el caso sí tendrá que analizar.