Las sanciones, así como la situación bélica que afronta Rusia (ideada, iniciada e impulsada por Putin) han derivado en una escasez de repuestos para los aviones, fundamentales para la guerra, lo que ha llevado a que varias compañías aéreas comiencen a desmantelar sus aeronaves para poder hacer frente a la falta de elementos.
«Rusia no puede comprar nuevas piezas de repuesto de aviones ni producirlos», afirma a EP Yulia Pavytska, jefa de la dirección de sanciones de la Escuela de Economía de Kiev (KSE). Ello llevará a que la cifra de pasajeros descienda notablemente, además de al deterioro de la flota aeronáutica, tal y como explica la experta.
Si se echa un vistazo a las cifras de la flota de aviación civil rusa, puede que se entienda mejor, pues consta de 700 aviones extranjeros, fabricados por Boeing y Airbus principalmente. Además, según las autoridades rusas, se espera que la cifra se incremente en al menos otros 200 buques de fabricación extranjera que tendrán que ser dados de baja y reemplazados debido a la falta de repuestos.
Debido a este motivo, el país liderado por Putin trata de mantener los aviones operativos más tiempo del que su vida útil marca, provocando la degradación de la flota y aumentando su inestabilidad. «Esto indica un intento de preservar el número de aviones, pero con la edad, los costos de mantenimiento y el número de averías aumentan, lo que aumenta los riesgos durante los vuelos», señala Pavytska.
Por ello, no es de extrañar que se hayan registrado tantos «incidentes», 208 para ser exactos, con este tipo de aeronaves en la Federación de Rusia, lo que supone un 29% más que en el mismo periodo del año pasado, momento en el que se registraron 161 casos. «Es probable que la aviación civil rusa ya se encuentre en condiciones críticas y que cada año la degradación no haga más que acelerarse», sentenció la mujer.