La economía de Rusia agoniza: al borde de la quiebra por «un error estratégico fundamental» de Putin

Las pérdidas humanas de Rusia en su invasión a gran escala de Ucrania han alcanzado un nuevo hito devastador: más de un millón de soldados rusos muertos o heridos desde que comenzó la guerra hace 39 meses, según cifras publicadas este miércoles por Kiev.

Aunque se trata de una cifra estremecedora, los analistas creen que no cambiará la estrategia militar del Kremlin, que sigue preparando nuevas ofensivas y aumentando sus ataques con misiles y drones contra objetivos civiles ucranianos. Sin embargo, esta cifra expone lo que muchos expertos consideran una bomba de tiempo económica para Rusia.

«Vladimir Putin cometió un error estratégico fundamental al decidir cómo financiar esta guerra», explica George Barros, jefe del equipo de Rusia en el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), a Kyiv Independent. En lugar de movilizar por la fuerza a su población, Putin optó por pagar a los rusos para que vayan a luchar.

El Kremlin mantiene dos ejércitos diferenciados: el de reclutas, compuesto por jóvenes obligados a servir por ley, y el de contratistas, formado por soldados profesionales que firman contratos voluntarios a cambio de altas sumas de dinero. 

Por ley, los reclutas no pueden ser enviados a combatir fuera del país, una norma que Putin ha evitado romper debido a la presión social ejercida por grupos de madres de soldados, uno de los pocos colectivos aún capaces de influir sobre el gobierno ruso.

Cuando la guerra dejó de ser relámpago y se convirtió en una campaña de desgaste, la solución del Kremlin fue económica: subir cada vez más los pagos a los voluntarios. «Es la única vía de reclutamiento para la guerra ahora«, explica Pavel Luzin, investigador del CEPA. Algunos gobiernos regionales han llegado a ofrecer hasta 40.000 dólares y 3 millones de rublos como bonificación única.

Un modelo económicamente insostenible

Este modelo de reclutamiento, sin embargo, es económicamente insostenible. «Pierden y reclutan entre 35.000 y 45.000 soldados al mes», señala Barros. A 40.000 dólares por cabeza, solo en bonificaciones, el coste diario de nuevos reclutas asciende a 24 millones de dólares, sin contar salarios, seguros ni compensaciones por bajas.

Este gasto ocurre mientras la economía rusa sufre el desgaste de las sanciones occidentales, la caída de los ingresos del gas y el petróleo, y un déficit presupuestario en alza. «El gasto militar ya representa el 6,3% del PIB, el nivel más alto desde la Guerra Fría», advierte el analista Wojciech Jakóbik.

«El gasto público está fuera de control; se trata de una política fiscal muy laxa. No sé hasta qué punto la economía podrá continuar así», advierte Barros. La presión crece sobre los bancos rusos, que están asumiendo enormes niveles de deuda. «Putin está firmando cheques que dentro de un año o dos no podrá cobrar», sentencia.