El fiestón de cumpleaños de Natos y Waor para 60.000 personas en Madrid: puro rap que haría estar orgulloso a los chavales que empezaron llenando casas okupa

Si esos chavales de barrio obrero que fueron Fernando y Gonzalo hubieran estado entre el público del Metropolitano hubieran exudado el orgullo de que dos chavales de barrio obrero estuvieran ahí arriba. A ellos fueron dirigidas, como un misil, las más de tres horas que Natos y Waor brindaron en la noche del sábado en el Metropolitano. Tardó en llenarse el estadio madrileño, pero a él, casi como en una procesión tardía, acabaron llegando 60.000 personas para celebrar los 15 años del dúo de raperos.

Un dúo que empezó en los campeonatos de freestyle de los parques de su ciudad, que siguió llenando casas okupas de la capital como La Traba o La Dragona para ver rapear a un chaval de Aluche con otro de Torrelodones con ascendencia argentina y que, después de dos años de gira y llenar tres Movistar Arena con 45.000 fieles, decidió celebrar una fiesta de cumpleaños descomunal. Natos y Waor cumplían 15 años y ahí se plantaron en el escenario de un estadio que el fin de semana anterior había llenado Ed Sheeran y que este 2025 aún espera a Lola Índigo, Iron Maiden, AC/DC o Aitana. Un lugar que nunca se había entregado al rap, convertido una batalla.

Aparecieron, clavadas las 21 horas, sobre el escenario Natos y Waor, acompañados por un coro de encapuchados, que parecían directamente sacados de Eyes Wide Shut, soltando las barras con Piratas y Camarón. De rap puro, del de sus inicios, estuvo plagada esa primera parte del concierto. Cuando no habían pasado ni 10 minutos ya había aparecido Costa, una de las figuras más icónicas de la escena rap española, para que el Metropolitano vibrara con Rockandrollas y Demonios y bares.

Ya en ese primer bloque fueron desfilando Ivan Cano, Dave, Chamán, Israel B y Al Safir como parte de una nómina de invitados que acabó siendo de 17. Ni los problemas con los micros, que dejaron de sonar durante Martes 13 en presencia de Chamán, frenaron la locura de un estadio entregado. El público recitaba ese «buena suerte para este Martes 13 para un joven con talento como Mario Gotze» mientras Natos se desgañitaba a pelo para destrozar aún más esa voz rota hasta la extenuación. Y cuando volvió el sonido fue Waor quien tomó la palabra: «Como lleváis haciendo hace 15 años, vosotros estáis ahí para levantarnos»

Así se entró en la primera hora del show y llegó el momento para la reunión de Hijos de la ruina, el trío que Natos y Waor montaron con Recycled J para dar tres volúmenes de rap canónicos, y que tendrán continuidad. Después de una tirada de 11 temas, con Speed, el hitazo Sudores fríos y A la tumba caldeando al máximo el Metropolitano, llegó el regalo: ‘Hijos de la ruina’ tendrá un cuarto volumen -del que se presentó en directo la canción Madriz con una base electrónica cercana al UK garage- y vendrá acompañado de una gira en el año 2026 que tendrá como mínimo 11 paradas en España.

Para que nada decayera, como inicio del tercer bloque, ya con el Metropolitano encerrado en la oscuridad de la noche, apareció un quinteto de cuerda -que no cuarteto- para acompañar Cuentas perdidas antes de que comparecieran en el escenario Fernando Costa con su Hustlers y, sobre todo, Naiara. Fue sonar los primeros acordes y la voz de Naiara que daba inicio a Veneno y reventar el estadio. No hubo tema que se coreara como esa última colaboración que han firmado la ganadora de OT y el dúo de raperos.

Tras ella llegaron Delaossa y Peke con Montecarmelo; Hoke con Budokai; Denom con Por ti, y una banda de guitarra, bajo y batería que acompañaron el regreso de Recycled J para despedirse -hasta el año que viene- con Más Alcohol. Y aún faltan Zatu y SFDK para lanzar ese celebradísimo estribillo de Sin Ceros: «Antes de tocar el cielo/ Hay que perder el miedo a volar /Nunca fue por dinero /Hay cosas que no puedes comprar».

Ya encaraba el espectáculo el final cuando Natos pilló el micro: «Gracias por prestarnos vuestros corazones y vuestros oídos. Gracias por regalarnos el mejor día de nuestras carreras y uno de los mejores de nuestra vida […] Y gracias, sobre todo a ti, Fernando, por ser mi hermano. Te quiero, tío». Y luego lo hizo Waor: «Hacernos escuchar, vomitar nuestra mierda. Nunca esperábamos haber celebrado 15 años en un estadio ante 60.000 personas. Vosotros nos veis aquí haciéndonos los chulos, pero hay ahí un equipo que nos permite hacer todo esto […] Agradezco a la vida que me haya puesto a un tío como Gonzalo en el camino. Te quiero».

Para cerrar, se habían dejado Natos y Waor Bicho raro, Cicatrices -que dio nombre a su tercer disco y posiblemente sea su tema más reconocido- y Es como la cocaína. Y así, como dos chavales tan orgullosos como cuando viajaban apretujados en un Megane para cantarle a 300 personas, se piraron. Poniendo fin a un fiestón de puro rap para 60.000 personas.