Chappell Roan encandila al público en la tercera jornada del Primavera Sound

Hoy era el turno de la tercera de la pandilla de superheroínas del pop: Chappell Roan, quizá la más interesante de todas por su propuesta artística a todos los niveles. Sin desmerecer a Charlie xcx y Sabrina Carpenter, ella ha conseguido escalar a las posiciones más altas de las listas de ventas pese a que su trabajo desafía los moldes normativos del mainstream. Su carrera hasta el éxito no ha transcurrido precisamente por un camino de rosas pero, por lo menos, le ha dado material jugoso por si un día decide publicar su biografía. Después de años de intentos en el mundo de la música, cuando estaba a punto de dejarlo, harta de decepciones, el mundo se puso de su parte y lo consiguió. Ahora le rinden pleitesía y con razón.

En la actualidad se sube en escenarios de todo el mundo frente a multitudes como la que este sábado se congregó en el Fòrum dispuesta a disfrutar de un buen espectáculo. Roan se ha convertido en un icono queer gracias a las letras de sus canciones, sus posicionamientos públicos y su estética excesiva, incluso teatral. De hecho, el escenario en el que tuvo lugar su show se transformó en una especie de castillo con espíritu gótico que contrastaba con el ritmo de sus canciones. A excepción de dos baladas como Coffee o Picture you, la mayoría del resto de sus temas fueron los ingredientes de una auténtica fiesta de bailoteo. Hot To Go, que tiene una coreografía viral propia, Red Wine Supernova,California y, por supuestísimo, Pink Pony Club levantaron el ánimo de un personal, que ya achacaba signos de cansancio pero consiguió mantener el tipo.

Pese a que en su vestuario no faltó el uniforme de body con lentejuelas de colores, su aspecto no encaja del todo en el de diva al uso. El maquillaje excesivo tiene reminiscencias a otros artistas que en el pasado caminaron para que ella pudiese volar como el propio David Bowie o, por qué no, Freddie Mercury. Cada uno en su ámbito y en diferentes niveles pero unidos por la falta de miedo a la provocación y a las críticas. La ruptura de normas en la música como forma de aportar un granito de arena al cambio que desean para el mundo. Aunque sea con canciones, puestas en escena, sombras de ojos y purpurina.

La estrategia de colocar a una mega estrella femenina del pop como cabeza de cartel cada uno de los días ha sido un acierto total por parte de la organización. Por primera vez, la afluencia de público ha sido similar cada jornada: 71.000 personas aproximadamente, 293.000 en el total del festival. La tradición solía ser que el jueves el Fòrum estuviese un poco menos abarrotado que el viernes y el sábado, pero Charlie xcx y su colega Troye Sivan tuvieron tanto tirón que rompieron con esa inercia. La edad media de los asistentes de esta edición ha sido de 29 años, un dato en el que posiblemente hayan influido los fans de las Supernenas, como al final ha acabado llamándolas todo el mundo.

Pero no todo fue pop pegajoso y brillo brilli, porque en la jornada del sábado las guitarras tuvieron una buena cuota de protagonismo. Kim Deal fue la encargada de abrir boca a primera hora de la tarde con canciones de su repertorio en solitario como Coast o Nobody Loves You More y también temas clásicos de The Breeders como Drivin’ On 9, Gigantic de Pixies y hasta una versión de Happiness Is a Warm Gun de The Beatles. Puede que el sonido fuese un tanto irregular -un escenario muy grande para una propuesta demasiado acústica, quizás- pero hay pocas voces tan acogedoras y disfrutables como la suya en el espectro del rock.

Su actuación fue un paseo en barca por un lago de tranquilidad al lado de los irlandeses Fontaines D.C, que salieron al escenario dispuestos a darle al público las emociones fuertes que estaba esperando. La banda ya había pasado por el festival hace tres años y quienes les vieron entonces tenían las expectativas altas. No les defraudaron. El show tenía dos objetivos claros: Por un lado, presentar su nuevo disco Romance, que salió a la venta el pasado mes de abril. Y, por otro, gratificar a sus seguidores más fieles, por lo que en su ensalada de temas se podía encontrar algunos casi salidos del horno como Romance, Bug, Death Kink o Sundowner y otros ya clásicos como I Love You, Nabokov o Boys in the Better Land.

Tras el huracán de Chappell, un tornado sacudió los cimientos de su escenario. Central Cee llegó con una buena ristra de temas de drill para todos los públicos, con Doja como gancho principal para los no demasiado familiarizados con su música. Fue un viral en Tik Tok hace tres años y aunque algunos de los asistentes al festival quizá no tengan esa aplicación (por su edad, seguramente) es difícil escapar de esos éxitos. Tras él sonaron LCD Soundsystem, que nunca fallan como medicina musical para mantener la adrenalina en un punto óptimo gracias a hits como Oh Baby, Someone Great o All My Friends. Mejor que un café solo o una bebida de taurina.

Allá por las tres de la mañana llegó el turno de Turnstile, una de las joyas del cartel a la que inexplicablemente decidieron programar de madrugada. Los de Baltimore tienen nuevo disco Never Enough y sus seguidores -que no son pocos- estaban ansiosos por comprobar cómo suena en directo esos pequeños cambios que han introducido en su música, que no es tan hardcore sin dejar de serlo. Además, también hubo sitio para sus clásicos, porque ese trasnoche merecía un premio. Y, sin más ni menos, hasta el año que viene, Primavera Sound.