El gran ‘womansplaining’ de la feminista Caitlin Moran: «Los chicos no saben rebelarse. ¡Copiadnos a nosotras, llevamos 150 años haciéndolo!»

Si hay una palabra que define a la indefinible Caitlin Moran es el exceso. Es absolutamente excesiva en todo: desde su pelo canoso con el flequillo morado a su maquillaje turquesa sobre los ojos azules, pasando por una verborrea absolutamente apabullante que deja al de enfrente irremediablemente K.O. Son las nueve de la mañana y aparece bailoteando por el pasillo del hotel: «Me he pasado con el café y estoy a tope. Supongo que en un rato tendré que tomarme un tranquilizante o me explotará el corazón. ¡Y así transcurre el día a día de una madre trabajadora!».

La gran feminista británica, amada y odiada a partes iguales pero innegablemente superventas, regresa a las librerías dando la vuelta a todo lo anterior. Tras años preguntándose por qué coño en sus presentaciones siempre había alguien que preguntaba qué pasaba con los hombres, se tiró a la piscina y se preguntó, efectivamente: ¿Y los hombres qué?. La respuesta acaba de llegar a las librerías españolas de la mano de Anagrama.

Además del activismo y de los libros y antes de todo ello, Caitlin Moran es periodista y una multipremiada entrevistadora. «En realidad, soy muy mala. Mi secreto, cuando me enfrento a gente como Keith Richards o Lady Gaga es, básicamente, emborracharlos y perseguirlos un día entero allá donde vayan. Algún titular sacas», bromea.

Es graciosa, Caitlin, es desternillante y rápida. El humor, dice, es la mejor vacuna contra el patriarcado. «De pequeña pensaba que el feminismo era algo serio y saludable, como comer verduras, nunca tan agradable como hincharte a pasteles o a patatas fritas. Las bromas estaban vetadas y el resultado era que ninguna mujer que yo conociera quería ser feminista. Menudo coñazo», recuerda. «Pero en los últimos 10 años el movimiento feminista se ha hecho enorme y todo ha sido gracias a la comedia: esas películas y series en las que las chicas hablan de sus vidas, las monologuistas en televisión… Si haces reír a alguien, le atrapas mediante la emoción. Se relaja. Y al rato, se queda pensando sobre lo que has dicho. La mejor forma de hacer viral una idea es convertirla en un chiste».

«El movimiento de las mujeres ha prosperado últimamente gracias a la comedia. Antes era un coñazo»

Se sienta por fin y detecta un regalito encima de la mesa: una menina de cartón que lleva engarzados dos bombones en el vestido: «Ah, ¿ves? Esto es el feminismo: chocolate en la vagina». Después posará, en una deliciosa ironía del fotógrafo, en la plaza Margaret Thatcher: «Por supuesto, es el rincón más feo de Madrid. No esperaba menos». Y entre broma y broma, la buena de Caitlin Moran deja un poso de reflexión no siempre bien recibido. ¿Acaso no es lo que ha perpetrado un womansplaining en toda regla?

Este libro surge de una conversación con chicos jóvenes en la que la queja principal fue que el feminismo ha ido demasiado lejos. ¿Cree que ha sido así?
Mira, recuerdo un cumpleaños infantil con un par de amigas. Estábamos mirando a nuestras amigas de cinco años y una de ellas, mucho más feminista que yo, soltó: «¿Hay 20 niñas en esta sala, una de cada cuatro sufrirá una violación. ¿Quiénes serán?». Este es un miedo con el que todas las mujeres convivimos, y creo que los hombres aún no lo han entendido del todo. Definitivamente, el feminismo no ha ido demasiado lejos. Es como preguntarse si ha terminado la guerra sin que cesen los tiros.
La tesis central de su investigación sobre los problemas de la masculinidad es que ellos no hablan de sus sentimientos. ¿Mira con esperanza a los jóvenes?
Está sucediendo algo inédito en la Generación Z: las chicas se están volviendo cada vez más progresistas y los chicos, cada vez más de derechas. Es aterrador. ¿Quién va a tener los bebés? Uno de cada cinco adolescentes británicos es fan de Andrew Tate, el gurú de la machosfera detenido por violación. Pero eso significa que los otros cuatro no lo son; los otros cuatro piensan que es idiota. Hay un cambio positivo: los chicos jóvenes se abrazan, son mucho menos homófobos. La homofobia es el peor enemigo de los hombres heterosexuales porque viven con el miedo constante a ser acusados de ser gais. Hay signos de mejora, pero los datos son tremendos: los hombres son más propensos a las adicciones, son más propensos al fracaso escolar, al sinhogarismo, a la delincuencia y también al suicidio. Prefieren matarse antes que pedir ayuda y eso me rompe el corazón.

«El feminismo no ha ido demasiado lejos. Es como preguntarse si ha terminado la guerra sin que cesen los tiros»

¿Cree que los más jóvenes se están dando cuenta de que el patriarcado también les hace daño a ellos?
Sí, el problema es que no existe un movimiento de hombres que reivindiquen sus problemas como existe el feminismo para nosotras. Si no te organizas y le pones un nombre no vas a llegar muy lejos. Será muy frustrante al principio, ya nos pasó a nosotras, pero las cosas se logran en colectivo. Llevamos 150 años haciendo esto, chicos, ¡simplemente, copiadnos!
¿Ha tenido que llegar una mujer a decírselo?
Mira, tampoco es trabajo nuestro limpiar el filtro del lavavajillas y si no lo hacemos, se queda sucio para siempre. Si quieres que algo suceda, pídeselo a una mujer ocupada.
¿No estará intentando sustituir a Andrew Tate?
Al 100%. Es que no existe una sección de hombres en la librería, no hay un mercado de ideas más allá de esa machosfera de derechas. Los chicos no saben rebelarse, se conforman. No saben reírse de sí mismos ni ser fans los unos de los otros. Un hombre nunca reaccionaría ante otro hombre como las mujeres ante Taylor Swift. Copiadnos la sororidad, ya tuvisteis vuestras hermandades en el XIX mientras nosotras nos despellejábamos y las perdisteis. Haced una serie sobre amigos como Sexo en Nueva York e inspiraos, nosotras lo hicimos.

«La cultura ‘woke’ ha destruido más a la izquierda que a la derecha, se ha convertido en una carrera por la pureza»

¿Cómo recibió la gente ¿Y los hombres qué? cuando se publicó en Reino Unido hace dos años ?
Al principio fue horrible. Me llegó la mayor cantidad de amenazas de violación y de muerte que he recibido en mi vida. Todo el mundo estaba cabreado: las mujeres sentían que las había abandonado, los hombres de izquierdas me acusaban de condescendiente y estereotipada y los de derechas, de intentar convertirlos en mujeres. Me sorprendió, supongo que me han mimado demasiado. Aun así, llegó al número uno y reformé la cocina. Que se jodan.
¿Qué influencia cree que ha tenido la cultura woke en la emergencia de la machosfera?
La idea inicial era buena, pero creo que ha terminado destruyendo mucho más a la izquierda que a la derecha. Se ha convertido en una carrera por la pureza. La izquierda siempre se vuelve contra sí misma: si cometes un error, estás cancelado. Por eso estamos tan mal, nos hemos pasado los últimos 10 años en internet tratando de encontrar defectos en los demás para destruirnos entre nosotros. No surgen grandes líderes progresistas por miedo a que les encuentren un mal chiste sobre drag queens publicado en Twitter en 2010.