El Banco Central Europeo (BCE) ha recortado los tipos de interés 0,25 puntos, del 2,25% al 2%, hasta su mínimo desde 2022. La institución monetaria que preside Christine Lagarde prosigue el ciclo de abaratamiento de las hipotecas y los préstamos en general por la bajada de la inflación y ante la debilidad del crecimiento económico por la guerra comercial.
La moderación de la inflación en el conjunto de los socios del euro al 1,9% interanual (respecto al año pasado) en mayo, desde el 2,2% de abril, y el caos arancelario escalado por la Administración de Estados Unidos han favorecido el octavo recorte del ‘precio’ del dinero del BCE desde junio de 2024, cuando la tasa de referencia (la facilidad de depósito) estaba en el 4%.
Según ha señalado Christine Lagarde en rueda de prensa, la decisión del consejo de gobierno de este jueves, de recortar los tipos de interés al 2%, ha sido “casi unánime”. Solo uno de los miembros no la ha apoyado. Este consejo de gobierno está compuestos por el comité ejecutivo (la presidenta, el vicepresidente Luis de Guindos y otros vocales) y los gobernadores de cada banco central de los países del euro. Ese voto en contra ha podido ser el de Robert Holzmann, del Banco de Austria, quien a finales de mayo declaró que la institución debía “mantener la pólvora seca”.
El BCE también ha actualizado este jueves sus proyecciones de inflación y de avance del PIB (Producto interior bruto) en la zona del euro en 2025 y 2026. Según los economistas del organismo, las subidas de precios se moderarán hasta el objetivo del 2% este año, en promedio, mientras que bajarán incluso más en 2026, al 1,6%. Estas previsiones son más reducidas frente a las de hace tres meses, cuando la institución publicó su último ejercicio de expectativas.
“Las revisiones a la baja de 0,3 puntos porcentuales tanto para 2025 como para 2026 respecto a las proyecciones de marzo reflejan principalmente la reavaluación a la baja de los supuestos sobre los precios de la energía y la apreciación del euro”, explica el comunicado de este jueves del BCE. La fortaleza de la ‘moneda común’ en su cruce con el dólar tiene un doble efecto. Por un lado, abarata las importaciones de petróleo o gas, que se comercian en dólares. Por otro, encarece las exportaciones desde la eurozona, añadiéndose al incremento de los costes para los importadores de Estados Unidos que suponen los aranceles de Donald Trump.
La estimación de crecimiento económico del equipo de economistas de la institución monetaria se queda en el 0,9% en 2025. Un avance del PIB que refleja “un primer trimestre más sólido de lo previsto, junto con perspectivas más débiles para el resto del año”, según añade el comunicado.
“Si bien se espera que la incertidumbre en torno a las políticas comerciales afecte la inversión empresarial y las exportaciones, especialmente a corto plazo, el aumento de la inversión pública en defensa e infraestructura impulsará cada vez más el crecimiento a medio plazo. El aumento de los ingresos reales y un mercado laboral sólido permitirán a los hogares gastar más. Esto, junto con unas condiciones de financiación más favorables, debería aumentar la resiliencia de la economía ante las crisis globales”, sentencia el BCE.
“Intenso debate” sobre futuras bajadas de los tipos interés
El consejo de gobierno de la institución llevó los tipos de interés oficiales en la zona de euro hasta ese máximo de las últimas décadas, el 4%, para encarecer la financiación (se trasladan al Euríbor), ahogar a la capacidad de consumir y de invertir de familias y empresas y luchar así contra la inflación, aunque el origen de la crisis de precios estuviera en la energía (el petróleo y el gas por la invasión rusa de Ucrania) y en la salida de la pandemia, y no en la demanda.
La estrategia del BCE desde 2022 se basó en la respuesta ortodoxa de la política monetaria de matar moscas a cañonazos. Desde hace un año, el BCE está desandando ese camino. Por una parte, en un contexto de desaceleración del crecimiento de la actividad económica, sobre todo en Alemania. Por otra, en un escenario en el que hay necesidades de inversión y de aumento del gasto público acuciantes: en defensa, en la transición energética, en la digital…
En cambio, para las siguientes decisiones, fuentes del consejo de gobierno del organismo europeo admiten a elDiario.es que se ha iniciado un “intenso debate”. La política monetaria está actualmente rodeada de incertidumbres, y hay que tener en cuenta que su principal mandato es el control de la inflación en niveles cercanos al 2%. En la rueda de prensa posterior a la decisión del consejo de gobierno del BCE de este jueves, de la presidenta Christine Lagarde ha adelantado que el equipo de economistas publicará diferentes escenarios.
“Si en los próximos meses se produjera una mayor escalada de las tensiones comerciales, el crecimiento y la inflación se situarían por debajo de lo previsto en el escenario de referencia de las proyecciones. En cambio, si las tensiones comerciales se resolvieran con un resultado favorable, el crecimiento y, en menor medida, la inflación se situarían por encima de lo previsto en ese escenario”, ha resumido.
Recientemente, una de las voces con más peso en el consejo de gobierno del BCE, la de la representante de Alemania en comité ejecutivo, Isabel Schnabel, apuntó que “en la situación actual, el alto nivel de incertidumbre económica, junto con la fuerte caída de los precios de la energía y un tipo de cambio del euro más fuerte, probablemente moderarán la inflación general en el corto plazo, empujándola potencialmente por debajo de nuestro objetivo del 2%”.
Aunque, más allá en el tiempo, “los riesgos para la inflación en la eurozona probablemente estén sesgados al alza, lo que refleja tanto el aumento del gasto fiscal [en su discurso resaltó los planes de su país, Alemania] como los riesgos de nuevos shocks de costes derivados de los aranceles que se propagan a través de las cadenas de valor globales”, prosiguió Isabel Schnabel.
Las ocho bajadas del BCE han abierto un brecha con los tipos de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos, que solo ha recortado en tres ocasiones el ‘precio’ oficial del dinero en este ciclo de abaratamiento de la financiación, porque los aranceles presionan a la inflación al alza en la primera economía del mundo.