Hay gestas y hay milagros. Y las dos cosas tenía que hacer el Athletic en Old Trafford, cuyo sobrenombre se prestaba precisamente al sueño. Pero la losa del conjunto de Valverde era doble, en resultado y en nombres. Un 0-3 siempre es difícil de remontar, pero hacerlo sin tus tres mejores hombres: Sancet y los hermanos Williams, necesitaba de la bendición urbi et orbi del nuevo León XIV. No pudo llegar. [Narración y estadísticas, 4-1]
Son precisamente tres los milagros que tiene que hacer un aspirante a santo para convertirse en uno. El Athletic necesitaba un gol tempranero, pudo ser el disparo que se le escapó a Berenguer en el minuto 8 tras una gran jugada de Unai, otro antes del descanso para acongojar a un irregular conjunto inglés y el último es igualar la eliminatoria, mínimo antes del fin de los 90 minutos reglamentarios. El guion era difícil, pero permitía giros, aunque el final fue muy amargo.
La película tenía un titán arriba, ese joven de la cantera athleticzale con cuerpo y pie para tener una buena carrera en el fútbol profesional. Pero Maroan se encontró con la horma de su zapato, un Maguire renacido en esta competición y que le chocaba en cada duelo.
Otro titán que se tuvo que crecer mucho atrás fue el suplente de Unai Simón, portero que tiene una sombra alargada. Agirrezabala fue el yeso que intentaba tapar las grietas que dejaba un equipo volcado sobre la meta de Onana. No fue tarea fácil y terminó en imposible con el paso de los minutos. Su último error en el segundo tanto de Mount fue fruto más de la frustración que del nivel mostrado.
El primer indicio de señal llegó en el minuto 23. Fue el VAR el que abrió la primera luz para los vascos dejando sin sancionar un posible penalti de Gorosabel en el área del equipo de Valverde. En ella creyó Jauregizar. El canterano agarró un balón rebotado de un disparo de Djaló y metió una comba a la escuadra de Onana imposible para el guardameta camerunés. Los vascos ya tenían la beatificación.
Hubiera venido bien una ayudita celestial o arbitral. El colegiado Siebert pudo concederla si no se hubiera tragado el silbato en el segundo codazo de Mazraoui. Zurró a Maroan y le metió a Unai, pero ese segundo duelo aéreo con movimiento ilegal de brazos no tuvo el mismo castigo. Sí sacó amarilla al primer goleador de la noche por un pisotón accidental a Garnacho. El final de la primera parte se afeó por demérito del árbitro cuyo errático comportamiento sacó de quicio a unos y a otros.
Aún hubo otra señal antes del descanso. Garnacho encontró el hueco entre los dos centrales del Athletic y se quedó sólo ante Agirrezabala. Su intento de vaselina se fue fuera y Valverde suspiró en el banquillo. Son esos pequeños detalles, esos pequeños resquicios, por los que cuela la esperanza y abre las grietas que necesitaba abrir el Athletic en la defensa inglesa, cara, pero no muy contundente. Aunque finalmente no pudo hacerlo.
El Athletic se agarró aún más tras la salida de vestuarios a esa estrella menuda que tiene entre líneas llamada Berenguer. El joven mediapunta se echó el equipo a los hombros y resultó omnipresente en campo rival. Pases, disparos, córners, faltas, lo quería todo el futbolista navarro.
A falta de leones, Valverde quiso tomar Old Trafford con cachorros. Su primer cambio fue para sacar al chaval Olabarrieta para sustituir a otro chaval, Djaló, que nunca se cansó de intentarlo, pero le faltó precisión a su juego. En esa ventana también saltó al campo otro jovenzuelo de 36 años. Quién mejor que el capitán del Athletic, Óscar de Marcos, para creer en la remontada.
Milagro imposible
El tiempo avanzaba inexorable y la penitencia del Athletic comenzaba a hacerse demasiado pesada así como las piernas. Los cambios refrescaron las piernas, pero no las mentes. Y luego Mount ya dejó la gesta en más que milagrosa. Un movimiento magistral suyo en el área tras un eslalon de Yoro puso el empate en el marcador e inclinó la montaña 15 grados más.
Casemiro ya fue la borrasca que ocultó la montaña y acabó con la gesta. Hojlund sofocó del todo el milagro. Ni una victoria pudo celebrar el Athletic para despedirse de la que debía ser su competición que tuvo que sufrir un nuevo latigazo de Mount antes del final. El sueño del Athletic murió en el Teatro de los Sueños. Hay un nuevo Papa, pero los vascos se quedaron sin milagro.