Formalmente, el Partido Popular Europeo iba a reunirse en Valencia estos días para renovar su liderazgo e impulsar su ideario político en uno de los contextos geopolíticos más complicados de los últimos tiempos, con los aranceles de Donald Trump ahondando en la crisis de competitividad de la UE y una situación incierta respecto a las negociaciones con Vladímir Putin sobre la guerra en Ucrania. Todo eso ha estado presente en los discursos de los mandatarios conservadores europeos desde la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, hasta el primer ministro griego, Kyriákos Mitsotákis, pasando por el italiano António Tajani, vicepresidente de la ultraderechista italiana, Giorgia Meloni.
Pero el PP de Alberto Núñez Feijóo tenía otra hoja de ruta. Fiel a la estrategia que mantiene desde la misma sesión de investidura, sus dirigentes utilizaron el congreso para atizar al Gobierno de Pedro Sánchez ante la plana mayor de la dirigencia comunitaria.
Feijóo inició el aquelarre durante la jornada inaugural del cónclave, el martes. Apenas 24 horas después del histórico apagón que dejó sin electricidad a España y Portugal, el líder de la oposición alentó las dudas sobre la gestión de Sánchez. “La información oficial no es clarificadora ni contrastada”, aseveró ante primeros ministros y comisarios europeos. “La participación independiente de las autoridades europeas será clave para saber la verdad”, agregó sobre el mecanismo que se activa en la UE ante ese tipo de situaciones.
A partir de ahí, esa misma tónica la siguieron el resto de dirigentes españoles presentes en Valencia. “De una vez por todas, el Gobierno se tiene que poner a gobernar y a gestionar y dejarse de este juego político de ajedrez de culpar a todos los demás y nunca asumir sus propias responsabilidades”, dijo a su llegada el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, que aseguró que el tema había sido objeto de conversación con los dirigentes europeos la noche anterior: “Estaban sorprendidos de que en un país como España, que es un país occidental, moderno, la cuarta economía de Europa, ocurra una situación como esta, en un país entero. Entonces, yo creo que esto hay que resolverlo”.
Aún más elevó el tono el murciano, Fernando López Miras, que exigió la dimisión de la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor. “Cuando solo tú y quien te mantiene en el cargo piensan que lo has hecho bien, debes dimitir. Cuando el resto de los españoles piensan que la gestión de la catástrofe ha sido, desde luego, de una incapacidad absoluta, debes dimitir”, declaró a los periodistas en los márgenes del encuentro.
El propio presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, a quien rehúye Feijóo por su negligente gestión de la DANA en la que murieron al menos 228 personas y de la que no son ajenos en Bruselas, cuestionó al Gobierno. “Gracias al PPE está más cerca la reacción europea porque otros no están dando la respuesta que deberían”, ha dicho.
Un esquivo Mazón también critica al Gobierno
El PP europeo cuestionó la celebración del cónclave en Valencia tan solo seis meses después de las inundaciones, pero Génova decidió seguir adelante. La situación ha puesto en un brete a Von der Leyen, a quien las víctimas solicitaron una reunión dada su presencia en la ciudad. La alemana, que a diferencia de en otras ocasiones no ha viajado a las zonas afectadas, recibirá a las asociaciones en Bruselas el próximo 13 de mayo, según les dijo su gabinete en una carta adelantada por elDiario.es en vísperas del cónclave. Buscaba, así, calmar las aguas dado que la tarde anterior a que arrancara el congreso estaba prevista una nueva manifestación que se anuló por el apagón.
“Me parece… parece que me tengo que ir de viaje”, fue la respuesta de Mazón a la pregunta sobre ese encuentro. Pese a que era hasta cierto punto el anfitrión, su presencia ha sido prácticamente clandestina: con la excusa de la emergencia eléctrica no acudió a la primera jornada y recibió a los líderes en una cena privada de la que sólo ha quedado rastro en sus redes sociales. Y este miércoles acudió un par de horas a la Feria de Valencia antes de abandonar el recinto para irse de viaje a Nueva York (las fechas del congreso se conocen desde hace más de medio año).
Aunque estaba invitado para hablar de “la lucha del PPE por la libertad en el mundo”, José María Aznar no dejó escapar la ocasión para cargar contra Sánchez. “Hoy agoniza un Gobierno que suma la incompetencia al sectarismo”, ha dicho desde el escenario. El expresidente ha presentado a Sánchez como un líder que gobierna con la “extrema izquierda que apoya a Putin” y que “quiere salir de la OTAN”: “Está dispuesto a gobernar sin el Parlamento”. Ante todos esos invitados europeos fue todavía más lejos: llegó a pedir que la UE actúe “ante el retroceso democrático” en España.
También el portavoz parlamentario, Miguel Tellado, usó el plenario para atacar al Ejecutivo. Desde Valencia sembró dudas sobre la gestión que hizo Moncloa de la DANA, a pesar de que las competencias eran autonómicas. No es la primera vez que los populares españoles lo hacen: elevaron al máximo la tensión durante el proceso de elección del Colegio de Comisarios poniendo en riesgo la coalición que ‘gobierna’ la UE al bloquear la nominación de la hoy vicepresidenta primera, Teresa Ribera.
“No podemos evitar que las catástrofes naturales ocurran, pero sí podemos prepararnos mejor porque desde luego el Gobierno de España no lo estaba”, ha dicho en su intervención para defender una resolución que ha aprobado el PPE sobre la preparación ante emergencias climáticas que no entra en ese tipo de reproches.
Pero la delegación española tiene acostumbrados a sus socios europeos a nacionalizar los debates. Y lo ha hecho en la presentación de una resolución sobre el estado de derecho redactada por la cúpula del PP de Feijóo. “Rechazamos los intentos de instrumentalizar políticamente o interferir con el poder judicial y la Fiscalía, especialmente en España y Eslovenia. Denunciamos el uso de reformas legislativas ‘ad hominem’, comisiones parlamentarias que investigan supuestos casos de ‘lawfare’, y leyes de control masivo de datos. Abogamos por marcos legales que protejan a los jueces”, señala el texto, que también critica la “ley de amnistía redactada por sus beneficiarios” y los intentos de “censurar o manipular” la prensa.
Derechización y batalla ‘verde’
Las diatribas de los portavoces españoles contrastaban con las intervenciones de la inmensa mayoría de líderes europeos, que pivotaban en torno a los grandes desafíos que tiene la Unión Europea por delante, como la competitividad de la industria o la política exterior, al igual que el grueso de las resoluciones, que tenían que ver con esos asuntos, la financiación europea, la crisis de la vivienda, el empleo o la inmigración, entre otros.
El próximo canciller alemán, Friedrich Merz, habló, por ejemplo, de la necesidad de aumentar el gasto en defensa, que se ha convertido en uno de los mantras de los aliados en un momento en el que la OTAN pretende incrementar el objetivo por encima del 3% del PIB. “Nos hemos reunido aquí en tiempos de incertidumbre y disrupción”, ha señalado el primer ministro griego, que ha abogado por que “Europa deje de ser una factoría de nuevas reglas para ser una factoría de crecimiento”.
Y es que la derechización del PPE ha quedado patente tanto en los textos, como en los discursos, que han apelado a la necesidad de simplificar los procedimientos y reducir la burocracia, que es uno de los deberes que se ha autoimpuesto la Comisión Europea y que, en la práctica, supone una reducción de los requisitos medioambientales y sociales de las empresas.
“Queremos luchar contra el cambio climático, pero sin que sea una nueva religión, sin la religión de [Frans] Timmermans y de Greta Thunberg”, ha dicho Tajani en referencia al exvicepresidente socialista que impulsó el Pacto Verde Europeo que la derecha y la ultraderecha están empezando a desmontar y a la activista climática. “Tenemos nuestra religión: somos cristianos”, ha dicho entre aplausos antes de apostar por “parar” la prohibición de vender coches de combustión en 2035. Eso no figura, no obstante, en el texto que defendía y que supone un golpe en una de las líneas de flotación del anterior mandato de Von der Leyen.
El traje institucional en el cierre de Feijóo y Montserrat
En la segunda jornada, Feijóo ha hecho un discurso más institucional y en clave europea, con apelaciones a no “diluir Europa entre EEUU y China”, y suavizado el tono de sus críticas al Gobierno, obviando el apagón. “España necesita un cambio que pondrá nuestra nación mirando hacia el futuro y este cambio en España mejorará Europa. El cambio está cerca porque cada vez lo piden más españoles y será real porque lo construiremos desde la responsabilidad, desde la honradez y desde la verdad”, ha dicho.
Las palabras estaban perfectamente elegidas en la estrategia de sembrar dudas sobre el actual Ejecutivo al igual que en la expresión utilizada para agradecer al PPE que haya hecho “de España el centro de Europa mientras otros creen que su ombligo es el centro del mundo” en la que no mencionaba a nadie en concreto, pero se intuía el protagonista. Contra Sánchez ha arremetido directamente al asegurar que “niega” a la Comunitat Valenciana 12.000 millones de euros para la reconstrucción. Según los datos gubernamentales, se han movilizado 16.600 millones de euros.
También Dolors Montserrat ha moderado algo sus críticas al gobierno en su primer discurso tras ser proclamada secretaría general del PPE en el que se ha colocado el traje institucional. De hecho, una de las suspicacias que generaba su proclamación como ‘número dos’ es que ha ‘españolizado’ todos los debates en el Parlamento Europeo como jefa de la delegación, arrastrando incluso a una crisis sin precedentes con los socialistas y liberales por la nominación de Ribera hace unos meses.
En una intervención en la que ha hablado en catalán, castellano, inglés, y algunas frases en alemán, italiano y francés, ha animado a Feijóo: “Contigo España recuperará su prestigio y Europa ganará un líder y un socio fiable en el Consejo”. Por el momento, Von der Leyen, Misotakis, el finlandés Petteri Orpo, el polaco Donald Tusk y los otros diez jefes de gobierno europeos seguirán sentándose en esa mesa con Sánchez, que resiste como el principal líder socialista.