Jeff Koons, en La Alhambra, con Picasso y Sánchez Cotán: «Este momento es celestial»

Todo el mundo tiene sus paradojas; con un poco de suerte son divertidas. El artista estadounidense Jeff Koons ha cultivado durante décadas una imagen que evocaba a la de Anthony Perkins en Psicosis. Pero, al cabo de los años, ha terminado por ser una versión alternativade Jeffrey Lebowski al que le hubiese ido bien, que estuviese delgado, que tuviese éxito y familia y que viajase por el mundo trajeado y calzado con botines de deportes… pero que siguiera diciendo cosas graciosas que, a veces, pareciesen las iluminaciones de un místico y, a veces sonasen como la cháchara de un colgado. «Esto es metafísica pura», dijo esta mañana Koons en Granada, en el Palacio de Carlos V, al ver sus piezas instaladas frente a las de Pablo Ruiz Picasso y Fray Juan Sánchez Cotán.

Koons está en España para presentar la exposición Reflejos Picasso / Koons en La Alhambra, que ha organizado el Museo Picasso Málaga junto a la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso. La muestra es pequeña, está hecha de solo cinco obras, pero tiene el encanto de infiltrarse entre la arquitectura y la colección del Museo de Bellas Artes de Granada, que son formidables: Carducho, Sánchez Cotán, Juan Ramírez, Alonso Cano…

En principio, la idea que mueve a Reflejos Picasso es expresar la importancia de la obra del pintor español en el artista estadounidense y contar la manera en que Picasso le reveló a Koons la pintura y la escultura antiguas como una fuente de imágenes, ideas y texturas. Un ejemplo: en la muestra de Granada está expuesto Cabeza con casco (1933), un bronce del pintor malagueño que hace suyo un detalle (el casco de un soldado) del cuadro La intervención de las sabinas de Jacques-Louis David (1799). Y ese mismo cuadro del pintor francés aparece reproducido e intervenido en la escultura Gazing Ball (La intervención de las sabinas) de Koons. La pieza, en resumen, toma la composició de Jacques-Louis David, inserta sobre ella un volumen de madera y encima de este deja reposar una esfera azul de metacrilato… De modo que Picasso llevó a Koons hasta Jacques-Louis David y este los llevó a los dos hasta el mundo de los griegos.

Hay un detalle más: en esa misma sala en la que están los cascos de Picasso y Koons también está colgada una Inmaculada Concepción de Sánchez Cotán, grande y preciosa, tocada con un manto azul que parece hecho para retar al ya inconfundible azul de las bolas de metacrilato de Koons.

«Todo es un diálogo», dijo el artista estadounidense en la inauguración de Granada. «Picasso, mi obra, el museo… Es una suma de todo lo que podemos imaginar en la historia del arte. […] Entrar en este palacio ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Experimentar esta arquitectura es recoger toda la energía del universo. Es un momento celestial«.

Las salas del Museo de Bellas Artes de Granada acogen dos piezas invitadas más: una es un yeso que reproduce a una mujer según la estética y la coposición de las esculturas griegas y que le añade otra bola azul -la pieza se llama Gazing ball (Mujer de pie) y es de 2014-. La otra es un gran estudio de Picasso sobre el tema de Las tres gracias (1923) que, a su vez, se comunica con otras tres gracias, esta vez instaladas en el patio del Palacio de Carlos V, facturadas por Jeff Koons en acero inoxidable dorado y levantadas sobre una peana que parece a punto de derretirse. En la pieza de Koons, la composición es obviamente clásica. Las figuras no tienen rasgos pero de alguna manera extraña parecen sonrientes. Parecen una instalación como las que se encuentran en los desfiles de la alta costura.

Koons habló en Granada sobre Picasso. Dijo que en el malagueño admiraba «su energía», «su generosidad» y su deseo de «seguir trascendiendo» hasta su última vejez. Explicó que su relación con el pintor español es de «intimidad», un asunto familiar. «Ningún artista ha afectado a mi familia tanto como él», dijo Koons, que se refirió en varias ocasiones a su mujer, Justine Wheeler Koons, durante su discurso. El artista que se retrató a sí mismo encamado con Ilona Staller, Cicciolina, es ahora un marido aparentemente feliz que viaja con su esposa.

Juntos, los Koons son propietarios de algunas piezas de Picasso. Según el estadounidense, invertir en arte es una cuestión de generosidad, ya que los coleccionistas «preservan para el futuro la belleza. La belleza es comunicarse con otras personas, transmitirles sus posibilidades de trascender». Y entonces retomó el hilo de la metafísica contenida en sus bolas azules y uso la palabra «epifanía» y también dijo algunas palabras un poco confusas pero amables y bonitas sobre una «doble hélice de un ADN cultural» en el que estarían Picasso, Goya, los griegos, los romanos y los egipcios como si fueran información genética. «Me siento vinculado con todos ellos a través del tiempo, la exuberancia y la metafísica«.

«La Alhambra es profunda y potente», dijo también Koons. Y tiene razón. La Alhambra es profunda y el Palacio de Carlos V es potente. «Incluye el círculo y el cuadrado, toda la energía del universo está en la entrada. La celebración del agua en todo el palacio es una referencia a la belleza de la naturaleza, a la diosa de la tierra». Todo es diálogo y todo es belleza.

La exposición Reflejos Picasso/ Koons en La Alhambra es parte de un programa del Museo Picasso Málaga, que, en colaboración con la Junta de Andalucía y la Fundación Unicaja, quiere llevar la obra de Picasso por las ocho provincias de la comunidad autónoma. El director del Museo Picasso Málaga, Miguel López Remiro, es uno de los comisarios de la muestra que tendrá mañana un momento simbólico más: Koons dará una conferencia junto al historiador Joachim Pissarro en la sede del Patronato de La Alhambra. Su tema será la influencia de Picasso en los artistas de Nueva York.