40 años en la UE de celebración y un funeral

Con el rictus serio, Pedro Sánchez ha llegado al palacio real diez minutos antes de que comenzara el acto con el que se conmemoraban los 40 años de pertenencia de España a la Unión Europea. La mirada parecía perdida durante el evento, que los periodistas han tenido que seguir a través de un plasma en una sala anexa al Salón de Columnas con la excusa esgrimida por Zarzuela y Moncloa de que no hay espacio suficiente en esa sala. Ha sido uno de los días más duros desde que está al frente del PSOE –y esa frase empieza a ser muy habitual en las semanas del Gobierno–.

El presidente del Gobierno ha recorrido un kilómetro para llegar al palacio real desde la sede del PSOE en la calle Ferraz. Era la primera rueda de prensa que daba en esa sala de prensa en muchos años. Ninguna desde que es presidente del Gobierno. Pero la ‘traición’ del que hasta ahora era su le ha obligado. “El PSOE y yo no debimos confiar en él”, ha dicho sobre Santos Cerdán, después de conocer esta mañana el informe de la UCO en el que figuran unas grabaciones que implican al ahora exsecretario de Organización en el amaño de contratos y percepción de mordidas, además de haber ordenado meter dos papeletas en una urna en las primarias de 2014 en las que Pedro Sánchez se impuso a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias con el apoyo de los ‘aparatos’ socialistas.

También para los ministros socialistas el acto se ha convertido en una suerte de funeral. La portavoz y ministra de Educación, Pilar Alegría, ha conversado con el semblante serio con el coordinador general de CCOO, Unai Sordo. El jefe de la patronal, Antonio Garamendi, ha hablado con una desencajada Margarita Robles, a la que el rey Felipe VI ha dedicado una sonrisa al llegar. Y la vicepresidenta de la Comisión Europea Teresa Ribera, que antes se sentaba con todos ellos en el Consejo de Ministros, ha tratado de animar a su sucesora Sara Aagesen y la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, que durante el discurso de Pedro Sánchez ha estado al borde de las lágrimas. Y es que muchos ánimos van a necesitar en las filas socialistas para levantarse del enésimo golpe.

Sin PP ni Sumar

El PP ve a su contrincante noqueado. Y ha decidido plantarle y, con él, al rey, que ha comenzado su intervención asegurando que se trataba de un “acto muy importante”. Alberto Núñez Feijóo ha anunciado que no acudiría al palacio real unas horas antes del evento, cuando Cerdán ya había abandonado el Congreso para “leer” el informe de la Guardia Civil. Después ha presentado su renuncia a la secretaría de Organización y el acta de diputado a instancias de Sánchez, que hasta esta mañana había creído al navarro, que sigue proclamando su inocencia pese a los “consistentes indicios” que aprecia el juez del Tribunal Supremo.

Tampoco los ministros de Sumar han acudido al evento, a pesar de que la presencia de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y los responsables de Cultura, Ernest Urtasun, y la de Sanidad, Mónica García, estaba anunciada en la agenda del Gobierno que envía Moncloa. Ese espacio político ha improvisado una reunión ante el terremoto que atraviesa el socio mayoritario del Gobierno. En pleno evento, Díaz ha anunciado una comparecencia.

A pesar de la convulsión que atraviesa el PSOE, con un golpe en la línea de flotación de Ferraz con un caso de corrupción de las personas del círculo más estrecho de Sánchez, el presidente del Gobierno ha aprovechado para reivindicar a España como una “democracia plena”, aunque ha reconocido que tiene “carencias”. El mensaje en un día como hoy está claro.

Para arropar a Sánchez estaba el presidente del Consejo Europeo, António Costa, que ha conseguido arrancarle una leve sonrisa, prácticamente protocolaria. El socialista portugués ha recordado que la adhesión a la Comunidad Política Europea (hoy Unión Europea) se produjo “dejando atrás una larga dictadura y escribiendo, junto con Portugal, el capítulo más brillante de su historia reciente, abrazando con convicción y entusiasmo la Europa democrática”. “Por primera vez una ampliación no se hacía determinada por criterios económicos sino políticos. Más que un mercado, lo que España aportó fue más democracia”, ha afirmado.

“Nuestro vínculo con Europa se forjó en el anhelo de la libertad, de democracia; y se consolidó en el avance de la cohesión social y convergencia económica hacia una prosperidad compartida. Es la que queremos y debemos extender, tanto a las siguientes generaciones, como al resto de europeos que aspiran a encontrarse con nosotros en esta gran familia, construida sobre la base de la superación de nuestras divisiones y conflictos (…). No permitamos, pues, que sean ahora las divisiones y los conflictos los que debiliten precisamente aquello que nació para superarlos y que ha sido la mayor garantía de paz, libertad y prosperidad de nuestra historia. Porque sigue siendo, hoy más que nunca, una necesidad para todos”, ha acabado el rey antes de dar paso a un melancólico himno de la alegría, que Sánchez ha seguido cabizbajo.